La era de Pablo Guede ha terminado este día 12 de abril, la directiva del Club Tijuana ha buscado, ha intentado y ha dotado de jugadores y herramientas a esta última dirigencia y ni con todo esto alcanzó, la era de Guede no fue fructífera y la preocupación ya recae en el fondo del cociente.
Terminadas 14 jornadas del Torneo Clausura 2021 y con apenas 16 puntos logrados, el técnico argentino ha dado un paso al costado, las expectativas que se tenían en cuanto a este equipo se elevaron a medidas que no lograron ser cumplidas, la necedad del cuerpo técnico por querer mantener un estilo, la necedad por no mover sus líneas y la necedad por no evolucionar junto a sus jugadores, fulminó la era de Guede.
La necedad no es necesariamente un defecto en un director técnico, sin embargo, el mismo director técnico entendía que sus jugadores no podían jugar de la forma que intentaban hacerlo.
Tijuana intentó jugar desde abajo, salir con pelota controlada, hacer de Jonathan Orozco un jugador más de campo, acompañar a los centrales en la salida y mediante un ¨trivote¨ en el medio campo contener los embates de los rivales; dos puntas y un medio ofensivo, el esquema era claro, la ejecución nunca lo fue.
Esta administración no tiene nada que reprocharle a la dirección deportiva, se le ajustó el equipo para sacar el mayor provecho de sus jugadores, pero, son cosas de fútbol, a veces las cosas no suceden por más que se repitan, por más que se intenten, Pablo quedó a deber en sus variantes y así él lo sabe al hacerse a un lado.
Ahora, Tijuana tendrá que volver a las bases, han intentado modificar y empujar a un fútbol más vistoso, lo han hecho con Eduardo Coudet, con Gustavo Quinteros y ahora con Guede, uno siempre tiene que regresar a las bases para de ahí partir a un mejor puerto.
El equipo ha quedado dañado luego de esas seis derrotas en los últimos ocho partidos, la necedad los fulminó y la necedad de regresar los debe alentar a volver.
Vía: @ElGuerreroAaron