Psic. Mónica Arellano Vértice Alto Rendimiento
El boxeo es una disciplina donde México ha sobresalido de manera significativa desde hace bastantes décadas, tenemos grandes peleadores que los mexicanos recordamos y mencionamos con orgullo, al demostrar ser mejores que muchos otros boxeadores del mundo, al lograr poner nuestra bandera en lo más alto.
Pero ¿a qué se podría deber que los mexicanos tengan tanto talento en este deporte de combate? Hoy quiero plantear una reflexión con algunas variables psicológicas de rendimiento que han demostrado ser muy importantes para estos íconos y que se pueden observar actualmente en Saúl Álvarez.
Primero que nada, el mexicano está acostumbrado a ser combativo (sabemos que, en nuestro país, a veces no hay otra opción), hay que salir día tras día a conseguir el sustento para la familia, puede que en otros países se crea que somos el sombrerudo recostado al lado de un nopal, pero nosotros sabemos que no hay descripción más alejada de nuestros trabajadores paisanos cuyas jornadas a veces se alargan de sol a sol (o más). Los boxeadores entrenan todos los días con disciplina porque dentro de ellos habita un fuego permanente que no deben imaginar o buscar, lo tienen desde el nacimiento y lo alimenta su entorno mientras crecen, saben luchar por sus objetivos, no por su propia gloria, sino por su bien y el de los suyos. Saúl en específico nos cuenta cómo admira a su padre por trabajar tanto y a su madre por cuidarlos, dice que nunca le faltó comida a él ni a ninguno de sus 7 hermanos y que no se dio cuenta de sus carencias hasta siendo mayor.
El mexicano sabe prestar atención a los detalles relevantes, desde disfrutar una comida familiar, ser acomedido cuando alguien lo necesita (sea conocido o no), hasta cuidar su seguridad evaluando los riesgos. Por ejemplo, Saúl platica una anécdota de cuando era niño y hubo una señora que intentó secuestrarlo, él siendo apenas un pequeño, notó algo extraño y supo tomar las mejores decisiones para ponerse a salvo, tal como lo hace en sus peleas cuando observa las amenazas que se le presentan y aprovecha los espacios que le brindan para vulnerar al rival. En esta pelea se le vio concentrado, como si solamente existieran él, su rival y el ring en los primeros rounds; ya casi al final del encuentro, observamos como involucra otro estímulo cuando pide ruido del público para animarse, sin embargo, nos damos cuenta que fue un plus y es justo ahí donde se permite abrir sus focos atencionales para usarlos en contra de su oponente.
Es bien sabido que en México somos creativos, no por nada se habla del “ingenio mexicano”, si hay una puerta cerrada nosotros buscamos la forma de entrar, si aparecen dificultades, con nuestros recursos creamos algo maravilloso y útil para lograr nuestro cometido, al mexicano jamás se le cierra el mundo. Observamos esta característica en Saúl, cuando se adapta a las situaciones en los combates, al final de esta pelea comentó que esperaba una competencia distinta, sin embargo, no se aferró a su estrategia previamente planteada y supo aprovechar lo que el momento le ofrecía. Sabemos que Saunders es más alto y su alcance mayor, por lo mismo, nuestro paisano intentaba acortar la distancia, no dejando respirar a su oponente, lo mantuvo tocando las cuerdas gran parte de la pelea, el mismo Saunders pidió un ring más amplio, pero fue el mexicano quien potencializó sus recursos para poner a su favor el encuentro.
Además de ser creativos, en México somos inteligentes, de muchas formas y en sus diferentes tipos, me parece que de forma sobresaliente en la inteligencia inter e intrapersonal (en el autoconocimiento y en la empatía). En la pelea, podemos notar que el “Canelo” utiliza la inteligencia espacial todo el tiempo en el cuadrilátero, mucho más que Saunders; también que es inteligente intrapersonalmente al no desesperarse o frustrarse cuando recibió algunos golpes bien conectados, fácilmente pudo intentar atacar abruptamente para recobrar el control, pero sabía que debía ser paciente, ahí entró la inteligencia interpersonal al saber en todo momento dónde se encontraba su rival anímicamente y así poder manejar el encuentro estando un paso delante de las intenciones de Saunders. Ni hablar de la inteligencia kinestésico-corporal donde hizo gran uso de sus fintas para confundir a su oponente, mantenerlo dubitativo y abrir espacios de ataque. La clave en este combate fue mantener el control de su cuerpo, manejar correctamente su respiración y utilizar los pensamientos adecuados que le acercaran a su objetivo final.
Por último, me gustaría hablar de un gran valor dentro de la idiosincrasia del mexicano, la valentía, que nos lleva a hablar de confianza. Nuestra historia, el arte en México, el pasado y la actualidad nos dan tintes notorios de este valor como un tema nacional. Incluso en la lotería mexicana aparece como personaje el valiente. Como boxeador es importantísimo saber utilizar los pequeños espacios que nos muestra el rival para conectar un golpe, si Saúl no tuviera esa determinación de confiar en él mismo, probablemente estaríamos hablando de una pelea que se fue a su última instancia, a los 12 rounds, porque dentro del ring no hay espacio para la duda y nuestro paisano lo sabe muy bien. Nuestros grandes peleadores han tenido esta característica, no hemos observado a un mexicano que se haga “pequeño” en el ring, al contrario, esa confianza que irradian es lo que ayuda a que sus rivales duden de sus propias capacidades. Es ese gran balance que se debe mantener en el boxeo, entre defender y atacar, y la gestión adecuada de estas 2 posturas lo que al final hace la diferencia para los nuestros.
Hay a quienes no les agrada el “Canelo”, pero la realidad es que representa las grandes cualidades de todo mexicano: combatividad, atención, creatividad, inteligencia y confianza. El verlo pelear es ver a un obrero, a un ama de casa, a un empresario, a un niño disfrutando, a un anciano sabio, a todos nosotros luchando por poner en alto nuestro país, por eso el gusto por el boxeo se comparte y se celebra.
Psic. Del Deporte Mónica Arellano
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