Por Marco Antonio Domínguez Niebla / AGP DEPORTES
Fue puesto sobre las cuerdas el Terrible. Esta vez no enfrentaba a un rival con aspiraciones de arrebatarle uno de sus tantos títulos del mundo. Tampoco fueron los ganchos ni los cruzados ni los jabs ni los uppers.
Los cañonazos a Erik Morales vinieron de sus nuevos adversarios (representantes de oposición les llaman en la política). Desde la tribuna del congreso estatal le lanzaron proyectiles incluso más certeros que aquellos que intercambió con Barrera y Pacquiao y Maidana y tantos frente a quienes brindó actuaciones épicas. Entre el boxeador capaz y el político improvisado hay tantas diferencias. En su nueva función, “el orgullo de la Zona Norte de Tijuana” carece de la habilidad para esquivar cada agresión lanzada con intenciones de hacerle daño, de evidenciarlo, de exhibirlo.
Antes su movimiento de cintura y sus poderosas combinaciones eran capaces de contrarrestar el arsenal enemigo de los mejor calificados del mundo en lo suyo.
Hoy es diferente, hoy cada misil enviado aterriza en su mentón hasta dejarlo en malas condiciones, tocado y frágil, frente a adversarios mucho menos calificados en lo que lejos está de ser lo suyo.
Frente al pelotón legislativo se vio descolocado y mal preparado, débil y sobre piernas vacilantes (como dirían los buenos cronistas, los de antes) cuando suplicó que los ex-deportistas de trayectoria, como él, reciban la oportunidad de dirigir el deporte estatal aun cuando violenten la ley; o como cuando trató de explicar sus ausencias debido a compromisos relacionados con lo que antes fue (y no con lo que hoy es).
En los terrenos que trata de moverse ya por casi dos décadas (gracias a lo que hizo sobre un ring y no por lo que ha demostrado debajo) es uno más, una gloria del deporte movida por intereses de terceros.
Fue, ante los parlamentarios bajacalifornianos, su triste despedida como titular del deporte (donde no lo hizo mal porque estuvo rodeado de especialistas; aunque hasta hoy no haya un hecho que marque para la posteridad su breve gestión, menor a los nueve meses).
Para nadie era un secreto lo que recién llegado de Mexicali, de rendir su informe en el congreso, confirmó: Dejará el INDE para luchar por su verdadera aspiración.
A horas de ser exhibido en el congreso estatal, compartió en redes sociales una fotografía con su registro como candidato a la alcaldía de Tijuana por Morena (partido político al que ha llegado después de que en algún momento trabajó con un gobierno panista y luego con un candidato priista a la gubernatura).
¿Y el INDE?, su trampolín de marzo a la fecha.
De tal tema, nada han dicho quienes mueven los hilos de todo esto.
