EFECTO MENTAL: La confianza, aliado o enemigo en el deporte

Psic. Mónica Arellano – Vértice Alto Rendimiento

En ocasiones hemos escuchado hablar a entrenadores, atletas, periodistas y a las personas en general sobre la confianza en el deporte.  Esto es porque podemos notar cómo esta variable psicológica tan importante en el rendimiento va fluctuando, siendo afectada por diversos factores que pueden aumentarla o disminuirla, tanto de manera individual como llegando a un efecto colectivo, en el caso de los deportes de conjunto. 

En la psicología del deporte se habla sobre la teoría de la U invertida, esto se refiere a que, si la confianza se encuentra en el punto más alto de la parábola, el rendimiento será el óptimo, tendremos a un atleta concentrado, motivado, listo para cualquier situación, en un estado de fluidez que lo llevará a desempeñar increíbles proezas que nos recordarán porqué amamos el deporte.  Sin embargo, también nos indica que, si la confianza se encuentra en un nivel bajo o muy alto, el rendimiento decrecerá y se cometerán errores que usualmente no ocurrirían. Es decir, el atleta tiene las condiciones físico, técnico, tácticas para realizar la acción requerida, pero su falta o exceso de confianza le impiden ejecutar exitosamente esa acción (misma que probablemente ha realizado hasta el cansancio en sus entrenamientos).

                Son muchísimos los ejemplos en los que podemos pensar, imaginemos momentos muy relevantes de un encuentro deportivo de fútbol asociación.  Los jugadores sobre la cancha, esperando el silbatazo inicial, si la confianza tiene bases sólidas, está acompañada de pensamientos adecuados y útiles, se considera que hubo una buena semana de entrenamiento, las rutinas precompetitivas se llevaron a cabo con éxito, el jugador se sentirá listo para el inicio del partido y su confianza no cambiará tanto al no depender mayormente de factores externos o de lo que acontezca.  En cambio, si la confianza se encuentra “a la expectativa”, a merced de lo que ocurra al tocar su primera pelota (por ejemplo) o hasta que exista el primer gol, ya sea a favor o en contra, estaremos teniendo bastantes cambios y una preocupante inestabilidad en la confianza del deportista.  Más preocupante aún si este deportista es un eje para sus compañeros, alguien a quien observan y siguen, uno de los líderes, en este caso, el clima del equipo podría verse afectado de forma negativa. 

A esto le podemos sumar si el equipo al que enfrentarán tiene una mejor o peor posición en la tabla, si es un clásico, si se necesitan los puntos de forma obligatoria para clasificar o si es una semifinal, final, etc. Factores personales también pueden interferir, si el atleta percibe que su participación está en juego, si depende de este partido para tener más minutos o ir a la banca, si viene regresando de una lesión…pero al final, lo importante es lo siguiente: ¿cómo interpreta esto el deportista? ¿Como una amenaza o como un reto? ¿Está emocionado o preocupado?

                Inicia el partido, se dan los primeros intercambios de balón, hay errores y aciertos hasta que el primer gol llega.  Un momento psicológico importante para ambos equipos, pero vamos a imaginar que el mismo equipo anota un 2do gol. No por nada existe el comentario de que un 2-0 es el marcador más engañoso, ¿por qué? El equipo que va arriba puede experimentar un exceso de confianza y el equipo que va abajo solamente necesita de 1 gol para tener una explosión de la misma.  Esta es la raíz de las volteretas en el deporte, que te empaten cuando tenías una ventaja “amplia”, ¿dónde deja tu confianza? También debemos hablar de las goleadas, ese momento donde coincide la confianza óptima del equipo que anota y la ausencia de confianza del otro equipo.  En contraste, imaginemos a un equipo en apuros, en situaciones complicadas donde difícilmente podrían levantarse, donde hay 1 o 2 jugadores que no se rinden, que siguen ejecutando con maestría, luchando por cada balón y su cara no tiene una expresión desencajada, más bien, una expresión de pasión y entrega, si estos jugadores logran “contagiar” a sus compañeros, podemos presenciar una confianza colectiva donde el equipo percibe tener la capacidad para contrarrestar cualquier situación, por muy complicada que parezca y vemos esos “milagros” deportivos, que no son más que una lucha de confianza y cambio de dominios entre los 2 rivales.

                ¿Cuántas veces hemos observado a un deportista altamente capacitado fallar un penal? Hay un alto componente mental en esto, hay tiempo para pensar mientras se camina a cobrarlo, las distracciones del portero, el público, lo que representaría fallar o acertar el penal, en ese breve momento de duda, la confianza flaquea y la grieta se inunda de temor, convirtiéndose en la emoción que domina la conducta. 

Si la confianza del deportista es una hoja que el viento mueve a su ritmo, constantemente dependerá de lo que ocurra a su alrededor o lo que le “depare el destino”, es cuando vemos a un jugador con rendimiento inestable, que tiene unos partidos magníficos s y otros para el olvido. 

¿Cómo podemos cambiar esto? Los psicólogos deportivos nos dedicamos a evaluar e intervenir en las distintas variables psicológicas, en el caso de la confianza, el objetivo es brindarles a los atletas las herramientas para establecer una confianza sólida, independientemente de lo que esté sucediendo a su alrededor, que en su interior ocurran los procesos adecuados para actuar con claridad y nitidez.  En el caso de los deportes de conjunto, identificamos a los jugadores que son eje en la actitud colectiva para que puedan contribuir a esta percepción de eficiencia. 

De cara a tantas finales y momentos emocionantes en el deporte, observemos los cambios en la confianza de los competidores, cómo influye en su desempeño y la forma en que lo gestionan tanto entrenadores como deportistas.

Psic. Mónica Arellano

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