Por Marco Antonio Domínguez Niebla
Lo gritan con acento argentino: ¡Pongan huevooooo, les faltan huevooooo! Así como comiéndose la ese final.
Es la moda. A la menor provocación, a la crisis inmediata y a la falta de goles a favor y a la constancia de goles en contra, el juicio delator: ¡Pongan huevooooo, les faltan huevooooo!
Últimamente dichas expresiones son lanzadas a modo de proyectil desde las gradas de Tijuana y Guadalajara.
El sotanero está en la frontera y sus jugadores son el blanco de un público -cada vez en menor cantidad, por pandemia y también por desencanto- cuyo diagnóstico del desahucio inminente es la falta de “huevooooo” por parte de los vestidos de rojo y negro.
En Guadalajara está un grande ya acostumbrado a ocupar la parte baja de la tabla mientras sus aficionados de camisa a rayas rojas y blancas apuntan a los once que salen de la cancha vestidos tal como ellos: ¡Pongan huevooooo, les faltan huevooooo!
Hay quienes detectan otros culpables: los señores parados sobre el área técnica soportando la carga heredada y sin poder ofrecer los resultados que ofrecieron en otras plazas. Hombres de pasajes triunfales y presentes en vías de tobogán.
¡Fuera Siboldi!, gritan por Tijuana los mismos que antes gritaban ¡Fuera Coudet y Fuera Cocca y Fuera Pareja y Fuera Quinteros y Fuera Guede!
Y por los rumbos de Zapopan el ¡Fuera Vucetich!, expresado por los mismos que antes expresaban ¡Fuera Cardozo y Fuera Boy y Fuera Tena!
O las añoranzas aquí suspirando por Gandolfis, Pablitos, Pelleranos, Arces y Turcos, o allá por Pelados, Orbelines, Salcedos, Pulidos y Pizarros.
El viernes llegará a Tijuana el plantel más reforzado del futbol mexicano, los Rayados del Vasco. Y el sábado, a Guadalajara, van los Rayos de Memo, el equipo más encendido del futbol mexicano.
En ambos casos, trampolín ideal para sanar heridas, o tobogán para saciar a dos tribunas hambrientas por cambios, apuntando a la cancha, donde se exhiben -con su respectiva responsabilidad- técnicos y futbolistas, pero sin voltear siquiera a los lujosos palcos principales, donde se encuentran los responsables de todo.