La UEFA, la Asociación de Clubes Europeos y diez ligas femeninas continentales advirtieron de las «repercusiones profundamente perjudiciales» que tendrá para el futbol femenino el plan de celebrar el Mundial cada dos años que plantea la FIFA, a la que demandaron un debate al respecto con todos los implicados.
En una declaración conjunta cuestionan que «el carácter acelerado del (hasta ahora) muy selectivo proceso de consulta y las propuestas acordadas no han permitido una cuidadosa reflexión», «detallada y meditada», «sobre lo que es mejor para el desarrollo futuro del fútbol femenino», antes de tomar cualquier decisión sobre el calendario internacional.
«Hasta la fecha, este proceso aún no se ha llevado a cabo», indica el texto publicado este lunes, que repasa los daños deportivos, económicos y sociales de la idea y que asegura que «no se trata de que Europa defienda su posición, ni de una cuestión de fútbol de selecciones frente a fútbol de clubes».
«Nuestras reservas se centran en nuestro deseo de un desarrollo global equilibrado e inclusivo que ofrezca a las mujeres y a las niñas las mejores condiciones para practicar el juego más querido a todos los niveles y en todas las sociedades», mantiene.
También destaca el deseo de los firmantes de que «la FIFA participe en un foro genuino, conjunto y abierto con todos los organismos futbolísticos pertinentes y las partes interesadas, para evaluar con la profundidad y la comprensión necesarias del contexto específico y la etapa de desarrollo del fútbol femenino y su conexión con el fútbol masculino, todas las consecuencias que provocarán las propuestas».
El documento que suscriben la UEFA, la Asociación de Clubes Europeos y las ligas de Dinamarca, Inglaterra, Alemania, Finlandia, Italia, Países Bajos, Rumanía, Suecia y Suiza, enumera una serie de efectos negativos, como la congestión tanto del calendario internacional femenino como del masculino.
Ello hará que haya más fases finales en uno y otro y «dificultará la visibilidad y el crecimiento de las competiciones femeninas juveniles, de clubes y de selecciones nacionales, así como de las ligas nacionales femeninas en todo el mundo», sostiene.
También «un mayor riesgo de lesiones físicas e impactos en la salud mental de las jugadoras de alto nivel debido a la mayor concentración de partidos» e interrumpirá «el proceso de profesionalización y la inversión en las ligas nacionales, y por tanto la ambición de crear un trabajo significativo a tiempo completo para las jugadoras y estructuras que ofrezcan un entorno de élite».
La reducción de oportunidades de selecciones pequeñas y medianas y en vías de desarrollo para participar en el Mundial femenino y el impacto en las fases de clasificación de las confederaciones por el menor número de ventanas, que disminuirá las oportunidades de jugar con regularidad para todos aumentará la brecha deportiva entre las selecciones, son otros de los efectos que cita.
Junto a estos se refiere a una disminución de los patrocinadores ante la saturación de los mercados, que socavará la viabilidad financiera del fútbol femenino y agrandará las diferencias con el masculino, y al impacto en el crecimiento de la afición por el fútbol femenino, junto al trastorno para otros deportes y otros eventos deportivos importantes.
«Abordamos el futuro del desarrollo del juego con una mentalidad abierta y progresista, y apreciamos que la intención manifiesta de la idea de una Copa Mundial Femenina bienal es desarrollar el fútbol y proporcionar más oportunidades de juego y de acogida», agrega el texto, que pide discutir «en la misma mesa y con todos los afectados por una decisión tan importante».
La declaración mantiene que «se trata de un delicado equilibrio que debe mostrar respeto y responsabilidad a través de un espectro de competiciones, jugadores, entrenadores, aficionados, países y culturas» y concluye que «esta cooperación y apertura es la única solución real para encontrar la mejor manera de desarrollar el fútbol femenino en beneficio de todos, y de manera verdaderamente global».