LE GRAND-BORNAND, Francia (AP) — Un sonriente Tadej Pogacar meneaba la cabeza, con su cabellera rubia empapada por el sudor y la lluvia, sus mejillas rojizas por el frío de la montaña y tras una colosal actuación que achicó a sus rivales en el Tour de Francia.
Mientras se relajaba en una bicicleta fija, el reinante campeón reaccionó sorprendido con su gesta.
“Que carrerón. Vaya día”, dijo extasiado.
Pogacar propinó el sábado un golpe desmoralizador a sus rivales por el título en la primera incursión en los Alpes, apoderándose del ‘maillot’ amarillo tras una extenuante octava etapa.
El esloveno de 22 años puso proa a revalidar su título del Tour tras confirmar que está muy por encima del resto en los ascensos más exigentes.
Se escapó por su cuenta en el cuarto de los cinco ascensos de categoría, dejando atrás al ecuatoriano Richard Carapaz — el último que le ofreció resistencia — y posible contendiente.
Pogacar amaneció 3 minutos y 43 segundos detrás del líder Mathieu van der Poel. Después de cuatro horas y cinco puertos de montaña el sábado, Van der Poel terminó a 20 minutos del nuevo líder. El holandés cedió el primer lugar que ostentó durante seis años al capitular en el punto medio de una brutal etapa.
Wout van Aert se mantuvo en el segundo puesto de la clasificación general, pero el belga quedó 1 minuto y 48 segundos detrás de Pogacar.
Después de finalizar la etapa rezagado a más de tres minutos frente a Pogacar, Carapaz se ubica sexto en la general, cinco minutos detrás.
Pogacar completó la distancia de 150,8 kilómetros (93,7 millas), entre Oyonnax y Le Grand-Bornand, situándose cuarto por detrás del ganador de la etapa, el belga Dylan Teuns.
Teuns se las arregló para conservar una leve margen de diferencia sobre Pogacar en el último ascenso para luego solventar el traicionero descenso a la meta.
La etapa también le pasó factura a Primoz Roglic, el subcampeón del año pasado, y a Geraint Thomas, el ganador de 2018. Los dos candidatos al título han tenido una primera semana desastrosa y se habían rezagado antes de afrontar los ascensos más exigentes.
Mientras casi todo el pelotón sufría con la lluvia y las bajas temperaturas en los ascensos, Pogacar atisbó la oportunidad de tomar el control del Tour.
“Me sentía fenomenal hacia el final, así que antes de los últimos dos ascensos le dije a mis compañeros: ‘Vamos a sacudir la carrera’”, dijo Pogacar.
¿Sacudirla? Arrasó.
El domingo, los corredores disputarán un segundo día en los Alpes, con un tramo de 145 kilómetros (90 millas) que tendrá cuatro puertos de montaña antes de la ascensión final a Tignes.