TOKIO (AP) — El cierre de rutas adyacentes a los escenarios de competición de los Juegos Olímpicos de Tokio empezó el martes, incluyendo el nuevo Estadio Nacional que costó 1.400 millones de dólares y en donde la ceremonia de inauguración está prevista para el 23 de julio.
Es una clara señal que los organizadores y el Comité Olímpico Internacional proceden con sus planes, pese al rechazo popular y advertencias de que las justas podría propagar el coronavirus. Tokio y otras regiones del país se encuentran en un estado de emergencia que durará hasta el 20 de junio.
“Nos encontramos a 45 días de la ceremonia de apertura, aunque el estado de emergente está vigente y la situación sigue siendo severa en todo el país”, dijo la presidenta del comité organizador Seiko Hashimoto en una reunión de la junta directiva el martes. “El número de nuevos casos de COVID-19 en Tokio ha ido descendiendo poquito a poquito, y confiamos que la situación esté bajo control lo más pronto posible”.
Los nuevos contagios en Tokio han descendido a 500 casos diarios con respecto a los 1.000 de hace un mes. También han caído las cifras de hospitalizaciones y enfermos graves, pero los niveles siguen siendo altos al contrastarlos con el pasado otoño, cuando las nuevas variantes de COVID-19 no predominaban en Japón.
Los expertos del panel sobre la pandemia en el gobierno de Tokio dijeron que los desplazamientos en el centro de la capital japonesa han aumentado durante las últimas tres semanas. Advirtieron que los nuevos contagios repuntarán medida que la movilidad siga en aumento.
El despacho del primer ministro informó que el 3,66% de la población japonesa se ha vacunado completamente al iniciar la semana. Algo más del 10% ha recibido al menos una dosis dentro de una lenta campaña de inoculación.
Japón ha atribuido 13.500 decesos al COVID-19. Es una cifra baja con respecto a los estándares mundiales, pero no tan buena comparada con varios otros países de Asia.
El doctor Haruo Ozaki, director de la Asociación Médica de Tokio, señaló el martes que cancelar los Juegos sigue siendo una opción.
“La única manera de realizar los Juegos es a puertas cerradas”, dijo. “Y la opción de una cancelación es posible”.
El doctor Hiroshi Oshitani, virólogo de la Universidad de Tohoku y asesor del gobierno, advirtió sobre la posible propagación del virus en Japón y otros países tras las justas de verano.
“El gobierno y el COI … siguen diciendo que tendrán unos Juegos seguros”, dijo Oshitani al diario The Times de Londres. “Pero todos saben que hay un riesgo. Es 100% imposible celebrar unos Juegos con riesgo cero”.
Toshiro Muto, el director ejecutivo del comité organizador, avisó que los enviados de prensa que vendrán a cubrir los Juegos podrían ser rastreados mediante GPS para asegurar que obedezcan las reglas que se consignarán en la tercera edición de los manuales que se difundirán a fin de mes.
Muto dijo que la periodistas tendrán que someterse a dos pruebas antes de salir de sus países y por varios días tras llegar a Japón. Añadió que tendrán que firmar una “promesa” de que cumplirán con las reglas, restringiéndose sus movimientos durante los primeros 14 días.
“Si se determina que se quebrantó una regla, se procederá estrictamente con la suspensión o anulación de la acreditación y un proceso de deportación”, dijo Muto.
Muto no aclaró si el estricto rastreo aplicará a las miles de personas que ingresarán para participar en los Juegos Olímpicos y Paraolímpicos, incluyendo ejecutivos del COI, dirigentes de los comités olímpicos y federaciones nacionales, así como otro personal contratado para la producción audiovisual de las justas.
El rechazo en Japón es fuerte, entre un 50 y 80% en contra de su celebración, dependiendo de cómo se formule la pregunta.