Toluca acarició la gloria de una histórica remontada hasta que un joven llamado Sebastián Córdova congeló el infierno del Estadio Nemesio Diez con un gol que le dio forma al resultado del partido de vuelta de los Cuartos de Final, que dejó una victoria agridulce 3-1 para los Diablos Rojos.
Toluca luchó, encontró los tres goles que necesitaba, pero no fue capaz de mantener su puerta en cero y sucumbió ante Tigres que se llevó la serie 5-4 en el marcador global y clasificó a las Semifinales.
De lado de los Diablos, Edgar Gacelo tuvo una de esas tardes mágicas en el tema personal con un doblete que puso a soñar al Estadio de Toluca. Primero al minuto 25 para lanzar un disparo que fue desviado a gol por un defensa, pero funcionó para prender a la afición en el Estadio Nemesio Diez.
Luego en el segundo tiempo con un disparo perfecto a la base del poste para el 3-0 que ponía a Toluca en las Semifinales, al menos de forma momentánea en espera de lo que sucediera en el resto del juego.
Y es que fue un partido muy tenso, donde los aficionados escarlatas se comportaron a la altura: alentaban, presionaban al rival y nunca dejaron de apoyar.
Tigres encontró el momento perfecto para ganar tiempo aunque fue a costa de un accidente muy aparatoso luego de un choque entre Diego Reyes y Nahuel Guzmán al 39’ tras un empujón de Charly González. Nahuel comenzó a sangrar y tuvieron que intervenir los médicos del club y hasta debió cambiarse la playera. Aunque el tiempo ganado se compensó, al menos lograron cortarle algo de ritmo a los Diablos.
Pero, nada detuvo a Toluca que antes de acabar el primer tiempo encontró el 2-0 gracias a una jugada de sacrificio de Carlos González que fue a buscar un balón hacia la banda y de ahí envió un centro al área hasta donde apareció Marcel Ruiz para rematar de cabeza y conseguir el 2-0. Era la locura.
Cuando el Estadio se caía en celebración y los cánticos no cesaban, llegó el gol de Tigres que aunque no tuvo mucha repercusión en las tribunas pero vaya que fue celebrado en la banca, en especial por André-Pierre Gignac, que corrió a la banca y gritó el gol con todo abrazado de sus compañeros.
Y es que fue un tanto forjado con una pared entre el francés y Juan Pablo Vigón, que terminó con un centro de Gignac que Sebastián Córdova remató de cabeza ante una férrea marca y finalmente el balón entró en la portería para el 3-1.
Tentando al destino, Siboldi se animó a ingresar de cambio a dos jóvenes jugadores, apostando un poco a su velocidad, pero con muy poca experiencia en duelos de este calibre. Así fue como le dio minutos al defensa Fernando Ordóñez y al mediocampista Sebastián Fierro, que buscaron poner el pecho a las balas y sacaron el bendito resultado.