PITTSBURGH, Pensilvania, EE.UU. (AP) — Las dificultades del proceso de las que Ben Roethlisberger había advertido fueron inconfundibles.
La completamente renovada línea ofensiva de los Steelers de Pittsburgh no generó mucho en el ataque terrestre, dejándole al running back Najee Harris, su selección de primera ronda en el pasado draft, poco espacio para maniobrar.
Los equipos especiales permitieron una gran devolución en la patada inicial del encuentro. Y durante una mitad, los campeones defensores de la División Norte de la Conferencia Americana lucieron tan apagados como durante ese lapso de 1-5 con el que pusieron fin a su campaña 2020.
Y nada de eso importó. No con un T.J. Watt que mostró que vale cada centavo de su increíble nuevo contrato que firmó la semana pasada, el cual lo convirtió en el defensivo mejor pagado de la NFL.
No con una defensiva secundaria que maniató a una ofensiva de los Bills de Buffalo que se supone debe estar entre las mejores de la liga. No con un Roethlisberger al comando de una remontada en la segunda mitad que concluyó con un triunfo de 23-16 y que, en el proceso, elevó las modestas expectativas externas en torno a los Steelers.
“No quiero decir que fue una actuación dominante, porque obviamente aún hay mucho sobre la mesa y estoy seguro que habrá mucho que analizar en filme y hacer correcciones”, dijo Watt después de derribar en dos ocasiones al quarterback de los Bills, Josh Allen.
“Pero estoy muy contento por donde estamos, en especial en la semana 1. Me encanta jugar con este grupo. Estamos por todos lados. Manejamos la adversidad realmente bien”.
Sin duda, así parece. En los 89 años de historia de la franquicia, los Steelers se han colocado en desventaja de doble dígito en el primer juego de la campaña. Y en todos esos juegos terminaron con una derrota. Ante un público ruidoso y un equipo que alcanzó la final de la Conferencia Americana hace apenas nueve meses, Pittsburgh salió con un triunfo que reveló lo que podría esperarse del equipo en 2021.
La ofensiva se atascó durante largos periodos. Pero no perdió el balón. La defensiva lució mejor que hace un año, cuando encabezó a la NFL en sacks y finalizó en tercer lugar en yardas permitidas.
Los equipos especiales recompusieron el camino después de su flojo inicio y bloquearon una patada de despeje para un touchdown a finales del tercer cuarto, para darles a los Steelers una ventaja de 10 puntos que nunca estuvo en riesgo.
“Sabíamos que sería difícil”, dijo el coach Mike Tomlin. “Tienen una gran defensa. Tienen continuidad, no solo de jugadores, sino de esquemas. Estábamos en su casa. Nosotros tenemos un montón de piezas nuevas. Hoy no nos concentramos en ser espectáculares. Sólo teníamos que ganar este juego”.
Un triunfo que podría enviar a los Steelers en dirección similar a la de 2020, cuando ganaron sus primeros 11 partidos en camino a un título divisional antes de que todo detonara con una derrota en la primera ronda de playoffs ante Cleveland.
El calendario es notablemente más complicado que hace un año, pero la actuación de Pittsburgh sirve como un aviso de que, cuando están en su mejor nivel, los Steelers siguen siendo una amenaza dentro de la AFC.
“Las últimas veces que jugamos (contra Buffalo), no habíamos tenido nuestro mejor nivel”, reconoció el defensive end Cam Heyward. “Pero es una victoria. Estamos contentos de tener un triunfo, pero nos faltan otros 16”.