LOS ÁNGELES (AP) — Matthew Stafford recibió esta semana una llamada de un amigo de la infancia, quien sabe algo acerca de las esperas largas para ganar un título deportivo.
Clayton Kershaw espera estar el domingo 13 de febrero en el SoFi Stadium, donde Stafford guiará el ataque de los Rams de Los Ángeles (15-5) en busca de disipar una maldición igual a la que Kershaw exorcizó en 2020, cuando se coronó al fin con los Dodgers de la misma ciudad en el béisbol.
“Él está emocionado por mí, algo que agradezco”, dijo Stafford con una sonrisa. “No hablamos mucho de cómo es esto ni de qué esperar. Su trabajo es muy distinto al mío, pero simplemente está emocionado. Es bueno estar haciendo esto en la misma ciudad que él”.
Kershaw y Stafford crecieron juntos en el área metropolitana de Dallas y asistieron a la secundaria Highland Park. Ahí, Kershaw fue el centro del equipo de fútbol americano de Stafford durante un tiempo.
Casi 15 años después de que sus vidas y sus carreras tomaron distintos derroteros, Stafford y Kershaw coincidieron en Los Ángeles en 2021.
Y Stafford espera ahora seguir los pasos de Kershaw, quien conquistó su primer título de la Serie Mundial después de cumplir 30 años, tras una larga carrera de trabajo hacia esa meta.
Stafford estará al frente del ataque de los Rams ante los Bengals de Cincinnati en el SoFi Stadium, con la oportunidad de completar una de las mejores campañas por parte de un quarterback durante su primer año con un nuevo equipo. Tras pasar 12 temporadas en Detroit, Stafford ha sido la solución para buena parte de los problemas ofensivos de los Rams desde que comienzos del año pasado, cuando llegó al equipo dirigido por Sean McVay.
Cooper Kupp y los demás compañeros de Stafford han elogiado su eficacia, y los Rams se disponen a disputar su segundo Super Bowl en cuatro temporadas.
“Él ha elevado el nivel de todos los que le rodean”, dijo McVay después de la victoria del domingo ante San Francisco en la final de la Conferencia Nacional. “Él me ha hecho mejor entrenador. Ha hecho que mejoren sus compañeros. Es una gran persona. Pienso que ustedes lo saben, si han tenido la oportunidad de interactuar con él. Si no apoyan a este chico, hay algo malo con ustedes”.
Este boleto al Super Bowl no sólo valida la decisión de Stafford, de marcharse de Detroit, sino también la de McVay y el gerente general Les Snead, quienes realizaron las complejas operaciones para reemplazar a Jared Goff, quien no había comenzado a cumplir siquiera la lucrativa extensión contractual de cuatro años que le dieron los Rams.
Stafford ha lanzado para 905 yardas en los primeros tres partidos de playoffs de los Rams. Si consigue 315 yardas en el Super Bowl, rebasará el récord de una sola postemporada, impuesto por Eli Manning en 2011.
No está mal para un quarterback de 33 años, que jamás había ganado un partido de playoffs antes del mes pasado.
Kupp se ha convertido en el receptor más productivo en el fútbol americano, atrapando los pases de Stafford. Tal como Calvin Johnson lo hacía en Detroit con el mismo quarterback.
Stafford y Kupp han estrechado sus vínculos con su llamado “Club del Desayuno”. Ambos observan videos cada mañana en el complejo de entrenamiento de los Rams.
Stafford ha ejercido un liderazgo férreo y se ha mostrado concentrado durante toda la campaña de los Rams, incluido un noviembre en el que no cosechó triunfos y en el que varios pases interceptados descarrilaron la candidatura del quarterback al premio del Jugador Más Valioso.
El quarterback ha aprovechado una oportunidad que alguna vez pareció que nunca llegaría. Antes de unirse a los Rams, el mejor momento de su carrera en el fútbol americano era quizás la victoria de Georgia sobre Hawai en el Super Bowl de 2008, para completar una temporada con foja de 11-2.
Stafford se dijo honrado esta semana, cuando se le recordó que su última oportunidad de jugar por un título fue en Highland Park, en 2005.
“¡Hombre, era yo muy joven”, comentó con una sonrisa. “No sabía mucho, pero corrimos muy bien ese día. No lancé un pase de anotación. Ganamos 59-0, así que corrimos bien, pero no paso mucho tiempo pensando en eso. El Super Bowl va a ser un escenario diferente, pero al mismo tiempo, sólo hay que salir y disfrutar el momento. Voy a hacer eso dentro de un par de semanas”.
Pese a su inexperiencia en playoffs, Stafford está entendiendo rápidamente cómo lidiar con la logística de jugar en febrero. La atención de las solicitudes de boletos ha corrido a cargo de su esposa Kelly, mientras que Stafford trata de concentrarse sólo en el fútbol americano.
Incluso si Kershaw no termina asistiendo al graderío del SoFi, Stafford recibirá el apoyo de amigos y familiares, quienes conocen el largo camino que ha debido recorrer para llegar al máximo escenario en el sur de California.
“Tengo un montón de compañeros y amigos de la secundaria que han venido a los partidos de playoffs y vendrán también a éste”, dijo Stafford. “Han seguido con sus vidas, más allá del fútbol americano, y soy todavía afortunado por hacer esto. Es algo muy especial”.