Puebla vence al Atlas

El buen paso de Atlas se terminó. Esa grata racha de seis cotejos consecutivos sin perder, llegó a su fin. Un solitario de Christian Tabó fue más que suficiente para que los de Cocca cayeran en su casa y con su gente. El dramatismo y la polémica fueron sin duda los protagonistas en el campo, luego de que Puebla se quedara con uno menos tras la expulsión de George Corral, aunque, en esta ocasión no afectó la baja y contrario a lo que se esperaba, su salida sirvió para impulsar a los camoteros y cerrar con un final de 0-1.

Con la motivación a lo alto, La Academia se hizo rápidamente del esférico y cumplió con el cometido de acorralar a su rival, incluso pudieron abrir la contienda, pero los múltiples tiros al arco de Silva no tuvieron la puntería adecuada.

La primera parte estaba por cumplirse, pero luego de todo el tiempo que se perdió, Fernando Hernández decidió agregar cuatro minutos, los cuales fueron suficientes para darle rumbo al cotejo. El tener uno menos sirvió como motor para los camoteros y justo en la agonía del encuentro, el tanto cayó. Un saque de manos por la izquierda y el esférico botó en el área rojinegra, justo donde Santamaría alcanzó a meter el pie para rechazar, pero terminó por entregarle la redonda a Araujo, quien sin más asistió a Tabó y un cañonazo atravesó la red de Camilo Vargas.

En el complemento ambos estrategas salieron con modificaciones. Furch fue la apuesta de Cocca en busca de la igualada, mientras que Larcamon reforzó la media con De Buen.

La charla de vestidor inyectó de ánimo a los locales, sin embargo, la motivación no fue suficiente. Una dura entrada en el área y el silbante marcó la pena máxima para La Academia. El nerviosismo en las gradas era más que evidente. Aldo Rocha tomó la pelota y desde los once pasos tiró. Ahí, Antony Silva se convirtió en el héroe y con un impresionante vuelo detuvo el penal: “Venga”, “Así, adelante”, le gritaba su timonel.

El dramatismo se hizo presente y la desesperación se adueñó de los locales. Lo sucedido no se podía creer. Las jugadas fuertes reaparecieron y con ellas las amonestaciones.

Furch y Quiñones buscaron a toda costa llegar al área poblana, pero justo cuando estaban cerca de filtrarse, sus marcadores les cortaban toda acción.
El silbatazo final se escuchó y no hubo más. Puebla consumó su segundo

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