El embrujo que había sobre Puebla acabó en su partido ante Tigres, equipo que fue víctima de su cansancio e indisciplina, ya que acabó con nueve hombres por las expulsiones de Luis Quiñones y Florian Thauvin. Con jerarquía, en una jornada que debe aprovechar para tomar impulso de cara al cierre, puso un 2-1 que catapulta sus aspiraciones rumbo al Repechaje.
El equipo enfranjado tuvo un inicio de ensueño, ya que logró marcar cuando corría el segundo 19 gracias a Martín Barragán, acción que lo alimentaría de confianza para maniatar a unos felinos que resintieron el desgaste del partido ante Chivas del martes.
Maxi Araújo, que durante el torneo no había alcanzado el rendimiento que lo puso en la órbita de clubes como Cruz Azul o América, esta vez lució en plenitud para encabezar a un equipo repleto de ausencias y que lucía con la moral baja tras 12 fechas sin ganar.
Por su agresividad fue como surgió el primer tanto, ya que robó el balón en el medio campo, para de ahí filtrarlo a Omar Fernández, quien a su vez intentó regresarlo, aunque fue Martín Barragán quien lo tomó para marcar el primero.
El golpe anímico fue descomunal para los de casa, ya que vivieron una primera mitad casi redonda, en la que pudieron marcar dos goles más, aunque uno de ellos fue anulado por una increíble decisión apoyada en el VAR.
Dicha acción se dio al minuto 15, de nuevo en una intervención de Araújo, aunque ya cuando se encontraba dentro del área apareció la pierna de Vladimir Loroña para sacarle el balón, el cual fue a dar a los pies de Barragán, quien no perdonó. Esa acción sería revisada y acabaría con un raro fuera de lugar.
No obstante, Barragán encontró el doblete al minuto 28, esta vez apoyados en un error de Nahuel Guzmán, quien en su intento de salir a cortar el balón de pasó de largo. Lucas Maia lo tomó y centró a Barragán, que esta vez sí celebró sin que nadie lo impidiera.
La arrolladora exhibición poblana solo fue frenada por un inesperado gol de Samir Caetano en los minutos finales de la primera parte -un testarazo complicado con el que cruzó a Antony Silva-, sin que le ayudara a su club a mostrar una mejor imagen.
Porque tras el reinicio los de casa mantuvieron el control del partido e incluso tuvieron la posibilidad de marcar el tercero al minuto 57, cuando Omar Fernández remató tras ser asistido por el mismo Araújo, pero esta vez el balón sacudió el metal.
Ahí Larcamón entendió que era mejor mantener el balón en lugar de replegarse, lo que le sirvió para no tener preocupaciones en la zona baja, una decisión táctica maestra que le ayudó a amarrar el 2-1, ayudados también por la indisciplina de su rival, que acabaría con 9 víctima de la impotencia y tras ser superados de forma jerárquica.