En una época marcada por los astronómicos récords alcanzados por Lionel Messi y Cristiano Ronaldo, todavía hay quien sostiene que el mejor jugador que se ha visto en la historia es Pelé, la inquebrantable leyenda brasileña que hoy llega a 81 años de vida como un vencedor, status del que nunca se deslindará.
No son los mejores días para el crack, de hecho es común que sea tema por su vida por su elevada edad y por los múltiples problemas de salud que sufre, pero todavía no llega el momento de despedirse de él e incluso promete que tiene muchas páginas por escribir.
Hace un par de días, incluso, Pelé señaló que está listo para volverse a aparecer frente a las porterías para anotar, casi 20 días después de recibir el alta hospitalaria después que se le fuera extirpado un tumor en el colón que le fue detectado durante exámenes rutinarios.
«Les sugiero que empiecen a tomar aire para celebrar conmigo, porque cada día que pasa estoy más cerca del gol», escribió Pelé en sus redes sociales, en una muestra de la fuerza que tiene y que el futbol celebra en grande.
Pelé, quien presume ser el único jugador con tres campeonatos del mundo en sus vitrinas (1958, 1962 y 1970), además de uno de los mayores anotadores de los que se tengan registros (757 tantos como profesional), habita ahora en una residencia a 100 kilómetros de la ciudad de Río de Janeiro, alejado de la gente no solo por la pandemia, sino por esa fama que a veces lo abruma y ese cuerpo que ya no le responde como solía.
Desde 2012, Edson Arantes do Nascimento, su nombre de pila, ha lidiado con constantes problemas físicos, siendo el más notorio el que tiene en la cadera, el cual le impide moverse como desearía; un mal estado que ha originado varios rumores de que ya había fallecido.
Pero mientras siguen surgiendo, continúa driblando a la muerte como lo hizo en las canchas con los rivales, y tranquilo porque sabe que puede llegar en cualquier momento. Por ahora, a celebrar al Rey, el que se niega a abdicar.