En absolutamente todos los Mundiales siempre existe polémica respecto a la lista final de convocados, tanto de los que se llaman como los ausentes. Cómo olvidar que a Carlos Hemosillo lo dejaron fuera de Francia 1998 y a Cuauhtémoc Blanco del Mundial 2006. En esa misma situación estuvo Pavel Pardo en dos Mundiales en los que, curiosamente, Javier Aguirre era el entrenador.
El apodado Bebé ya había sido mundialista con el Tri en 1998 a las órdenes de Manuel Lapuente y lo fue igualmente en 2006 con Ricardo La Volpe, pero llegada la Copa del 2002 fue uno de los ausentes «inexplicables» (al igual que el Tato Noriega) en la lista del Vasco Aguirre, quien ocho años más tarde otra vez «cepillaría» a Pardo del Mundial 2010 en Sudáfrica.
«Rumbo al Mundial 2002 vivimos un momento difícil con el Ojitos Meza como entrenador, llega Javier Aguirre y de lo primero que dijo fue: ‘Se van las vacas sagradas’. En ese momento sí lo tomé mal porque no supe qué pasó o qué dejé de hacer, me dejó fuera del Mundial«, contó Pavel en entrevista con el periodista Pedro Antonio Flores.
«Nunca lo he platicado con él y coincidimos ya en varios eventos, pero de ese tema puntualmente jamás lo hemos tratado, pero lo curioso es que las dos veces que Aguirre dirigió a la Selección a mí me borró«, añadió el surgido del Atlas que defendió las camisetas de Tecos y América en México.
La revolución le hizo justicia para Alemania 2006 como titular indiscutible en el combinado de La Volpe, algo que se puso como reto ante la exclusión vivida cuatro años antes y que también fue su motor para buscar emigrar a Europa, donde jugó para el Stuttgart alemán, en el que fue campeón de la Bundesliga.
«No me llevó al Mundial (2002) y salgo campeón con América. Obviamente me molestó, pero nunca dije nada contra él, sin embargo, sí me motivó mucho para proponerme estar sí o sí en el siguiente Mundial. Yo tuve vacaciones aquel diciembre y me iba a entrenar diario porque me picó la cresta», afirmó.
«Yo sabía que era mi última oportunidad para irme a Europa (después del Mundial). Había dos cosas muy importantes para mí en aquel momento. Yo sabía que si La Volpe llegaba a la Selección daríamos de qué hablar en el Mundial porque ya conocía cómo trabajaba. En lo personal sabía que era mi última opción para Europa y trabajé siete años para eso».