El jefe de policía de París se disculpó y a la vez justificó el uso de gas de pimienta contra aficionados y sus familias en medio del caos que rodeó la final de la Liga de Campeones en torno al Stade de France.
En una audiencia en el Senado que le exigió explicaciones sobre la debacle organizativa, el prefecto de la policía, Didier Lallement, reconoció el jueves que lo sucedido en el suburbio de Saint-Denis fue “evidentemente un fracaso, porque se empujó o asaltó a la gente a la que debíamos brindarle seguridad”.
“También es un fracaso porque la imagen de nuestro país… quedó destruida”.
Sin embargo, dijo Lallement, la policía respondió a la presencia de decenas de miles de aficionados sin entradas o con entradas falsificadas, no en la cercanía inmediata del estadio, sino en los principales puntos de acceso.
“Aseguramos la realización del partido, y más importante aún, no hubo lesiones graves ni muertes”, dijo Lallement.
Al hacerse responsable de los sucesos, reconoció que no había previsto el “uso masivo” de entradas falsas y añadió que el único medio a su disposición para impedir que la gente fuera aplastada era el gas lacrimógeno.
“Qué otra manera hay de hacer retroceder a una multitud sino atacarla y creo que hubiera sido un grave error atacar a la gente”, dijo Lallement. “Soy consciente de que gente de buena fe resultó gaseada, y lo lamento mucho, pero, repito, no había otra manera”.
Lallement dijo que su cálculo inicial de que había 30.000 a 40.000 aficionados sin entradas o con entradas falsas podría ser exagerado.
“Tal vez me equivoqué”, dijo. “Fueran 40.000, 30.000 o 20.000, eso no altera el hecho de que había decenas de miles de personas que no cabían” en el estadio. Según la Federación Francesa de Fútbol (FFF), unas 110.000 personas se trasladaron al Stade de France, que tiene una capacidad para 75.000 espectadores.
La UEFA está investigando los sucesos que alteraron uno de los espectáculos deportivos más grandes del mundo. Real Madrid venció a Liverpool 1-0 en la final.
Florence Hardouin, director general de la FFF, dijo a los senadores que la mayoría de las entradas falsas fueron encontradas en el sector de la afición de Liverpool. Añadió que toda la asignación de 20.000 boletos a los hinchas de los Reds se hizo en papel — en vez de digital — y ello facilitó la falsificación.
Hardouin añadió que “en promedio, 57 boletos falsos fueron escaneados cada cinco minutos”, entre las 6 de la tarde y las 9-35 de la noche. Mencionó que el 66% de esos 2.471 boletos falsos fueron escaneados en los portales de ingresos en el sector asignado a la afición de Liverpool.
La FFF recomendó que, para futuros eventos, sólo se usen entradas digitales.
El alcalde de Liverpool Steve Rotheram, quien asegura fue víctima del robo de pertenencias personales en el partido, puso en tela de juicio la versión de las autoridades francesas al afirmar que boletos válidos fueron rechazados por lectores de códigos de barras que funcionaron defectuosamente.
“El argumento se ha esgrimido para cargarle la culpa a los aficionados de Liverpool”, dijo Rotheram a la comisión del Senado. Añadió que la aglomeración comenzó desde la misma estación de tren.
Erwan Le Prevost, funcionario de la federación francesa, reveló que las imágenes de circuito cerrado afuera del Stade de France fueron borradas automática debido a que las autoridades judiciales no pidieron recibirlas en el plazo de siete días. Francois-Noel Buffet, el presidente de la comisión del Senador, señaló que no haber pedido retener las imágenes representaría un grave problema.
Además de los gases, muchos aficionados dijeron que les robaron al salir del estadio. Según Lallement, unas 300 a 400 personas participaron de los robos y actos de vandalismo.
Dijo durante la audiencia de casi dos horas que había menores no acompañados entre ellos, pero que no podría determinar si había grupos del departamento de Seine-Saint-Denis, una zona pobre afectada por altas tasas de delincuencia.
El ministro del Interior Gerald Darmanin dijo que la violencia fue posible porque los agentes de policía que debían estar en la zona entre el estadio y la estación de tren acabaron más cerca de los portones de ingreso al estadio para dispersar a los aficionados, lo que dejó a esa zona sin vigilancia.
Lallement respaldó esa teoría. Dijo que la decisión de remover ese filtro para evitar que los aficionados se aglomerasen permitió que individuos “indeseables” se acercaran al estadio.
También instó a los hinchas que fueron víctimas de robos y agresiones o que adquirieron boletos falsos a presentar denuncias.