Nick Kyrgios, polémico atleta australiano quien se ha caracterizado por su particular personalidad, abordó el tema de la salud mental de los atletas, el cual han puesto en la mesa tanto la tenista Naomi Osaka, como la gimnasta Simone Biles.
Kyrgios, en conferencia de prensa previo al ATP de Washington, se abrió al problema y consideró que lo que él sufrió en sus primeros años como tenista, fue mucho peor de lo que hoy atraviesa Osaka.
«Yo también me caí a pedazos como Naomi Osaka y hablando de padecimientos de salud mental; lo que yo estaba pasando, en mi personal opinión era 20 veces peor».
Kyrgios también se descargó y apuntó que gran parte de esas afectaciones emocionales, se debieron tanto a las sanciones que le imponía el circuito de ATP por su manera de ser, como también por las constantes críticas de la prensa australiana, cuando aún era muy joven.
El tenista inclusive, dijo que mientras otros tenistas «tienen buena prensa», a él siempre le han tirado con todo.
«Lo único que ellos reciben es buena prensa. No reciben mensajes de odio, no reciben históricas y ridículas multas por golpear pelotas hacia afuera del estadio o son sancionados por violación de código».
«Yo estaba lidiando con, ni siquiera cerca de la cantidad de cosas que estaban sucediendo».
Y Nick no acabó ahí, porque siguió desahogando mucho tiempo de guardarse cosas, por lo que señaló que conforme ha pasado el tiempo y su carrera, ahora entiende que todo eso, es parte de algo que él considera como «una mierda», pero que sí lo llevó a un «lugar oscuro» en su vida.
«Es lo que pienso. En lugar de fustigar y casi crucificar una personalidad, puedes decir: Okay, vamos a tratar a este tipo de forma diferente, vamos a actuar de cierta manera, no tratarlo como a Roger Federer o Marin Cilic; él es su propia persona.
«Solo digo que este deporte me pudo haber llevado a un lugar oscuro, lo cual hizo por un tiempo, lo duro mentalmente que fue para mí a los 18 años, siendo uno de los jugadores más conocidos de Australia, siendo absolutamente martillado por la prensa. No es fácil. Ahora tengo 26 y soy lo suficiente mayor… todo es una mierda».