Todo lo que se necesitó fue una publicación en Instagram.
En un video de 59 segundos el lunes, el defensive end de los Raiders, Carl Nassib, se convirtió en el primer jugador activo en los 101 años de historia de NFL que se declara públicamente gay y de paso rompió una barrera a la que nadie había desafiado durante décadas.
El desenlace no estuvo acompañado de estampidos ni murmullos, sino más bien por un anuncio alegre y objetivo que Nassib espera facilite las vidas a otros jugadores, en especial a los chicos, que enfrentan dificultades con la misma decisión.
“Simplemente quería tomarme un breve momento para decir que soy gay”, dijo Nassib al inicio de su video. “Simplemente creo que la representación y visibilidad son muy importantes. Espero que algún día videos día como este y todo el proceso de salir del clóset no sean necesarios…”
Un día después, su deseo básicamente se hizo realidad.
Hace cinco años, habría habido durante días media docena de camiones de televisión estacionados y docenas de reporteros en la banqueta frente a la casa de Nassib. Sea un indicio de progreso real o simplemente un reflejo de nuestra capacidad de atención cada vez menor, los titulares deportivos han virado su interés hacia otras partes. En cualquier caso, el próximo jugador de la NFL que anuncie que es gay ni siquiera recibirá una llamada de seguimiento.
La lista de jugadores que manifestaron su apoyo comenzó con Darius Stills y Maxx Crosby, compañeros de equipo con Nassib, y se amplió a jugadores como Saquon Barkley y Julian Edelman, a los que enfrentarán Nassib y su defensiva al inicio de jugadas.
Tampoco esto debería sorprender a nadie. En octubre pasado, la liga lanzó un conjunto de iniciativas para enaltecer el Mes del orgullo, incluido el anuncio de un servicio público para festejar a los jugadores que han salido del clóset, ampliando las asociaciones con GLAAD y The Trevor Project e incluso estrenando un escudo de la NFL alusivo al orgullo.
Jamás sabremos si fue un compromiso auténtico hacia la inclusión o una creciente presión pública lo que motivó el apoyo de las esferas más altas de la NFL. Pero cuando la liga del deporte más popular y poderoso de Norteamérica estampa su aprobacion en cualquier cosa que ocurra fuera de las canchas, con seguridad fue considerado durante horas, examinado por los abogados y aprobada para el auditorio a la enésima potencia.
Y no pasó a mayores que la liga experiementara el equivalente a una práctica cuando Michael Sam, defensive lineman de Missouri, anunció que era gay en la víspera del draft de 2014.
Sam fue seleccionado por los Rams en la séptima ronda, después retirado antes de la finalización del campo de entrenamiento y firmó con el equipo de prácticas de los Cowboys. Tampoco jugó un partido de temporada regular en ese equipo, pero incluso esa breve incursión mostró que la aceptación de un jugador abiertamente gay había alcanzado un punto de inflexión.
“Gracias por ser dueño de tu verdad”, tuiteó Sam, “y especialmente por tu donación al @TrevorProject”.
Nassib, que ha jugado cinco campañas con tres equipos distintos de la NFL, hizo un reconocimiento a jugadores como Sam por allanar el camino.
“Me apoyo en los hombros de gigantes”, señaló. También pidió a la prensa “denme cierto espacio mientras paso por este momento emocionante en mi vida”.
Nassib aportó 100.000 dólares de su propio dinero en su publicación en Instagram como contribución a The Trevor Project, una organización sin fines de lucro dedicada a impedir suicidios entre jóvenes LGBTQ.
“Los estudios han mostrado”, dijo, “que todo lo que se necesita es la aceptación de un adulto para disminuir 40% el riesgo de que un chico LGBTQ intente suicidarse. Si usted es un amigo, un padre, un entrenador, o un compañero de equipo, usted puede ser esa persona”.
Nassib ya ha dado un paso adelante. Si su ejemplo alienta a otros a convertirse en “esa persona”, su legado será más grande y más perdurable que simplemente haber sido el “primero”.