La Juventus estrenó este miércoles su casillero en la presente campaña de Champions League al ritmo de Ángel Di María, clave con un triplete de asistencias, y a costa de la que era la última oportunidad para mantener las opciones de clasificarse a octavos de la ‘Juve‘, personificada en un Maccabi Haifa inferior que, eso sí, puso en aprietos en los últimos compases al conjunto turinés.
No tenía opciones la ‘Juve‘. Estaba obligada a ganar en casa a su rival israelí para seguir en la pugna por un puesto en octavos y para amainar la lluvia de críticas que llueven desde el inicio de campaña sobre el equipo que dirige Massimiliano Allegri, más cuestionado que nunca por la paupérrima versión que su equipo ha mostrado desde el inicio de temporada.
Si bien es cierto que mermado por las lesiones, la ‘Juve‘ salió con todo. No podía dejar nada al azar, tocaba ganar. Desde el comienzo dominó el centro del campo con Paredes como director de orquesta, pero no fue fácil derribar el muro del Maccabi.
La primera ocasión la tuvo Vlahovic en el minuto once. Llegó a través de un cambio de orientación de Kostic sobre Cuadrado, que caracoleó y cedió atrás para que el ariete serbio definiera raso y colocado, de primeras con su pierna zurda. Levantó los brazos Vlahovic antes de tiempo, porque Cohen rubricó una gran parada para alejar el cuero.
Tuvo otra clarísima Vlahovic tras una buena combinación con Kostic, pero no acertó a rematar bien con la puerta a placer. Lograba el Maccabi mantener el resultado ante una ‘Vecchia Signora’ que dominaba pero no era efectiva.
La resistencia israelí duró hasta el minuto 35, momento en el que empezó el espectáculo de Di María. Se inventó el ‘Fideo‘ un pase por dentro en el centro de la defensa que dejó solo a Rabiot, que fusiló a Cohen y desbloqueó el partido.
Estuvo mucho más suelta la ‘Juve‘ desde el gol, con más espacios para correr porque el Maccabi dejo de ser un espectador más del partido para intentar empatar. Ya en la segunda mitad, en el minuto 50, el Maccabi se topó con la madera en disparo lejano de Atzili. No se rindieron los israelíes, que más tarde obtendrían su recompensa.
Respondió rápido Di María al acercamiento israelí agitando la varita de su pie zurdo y dejando solo a Vlahovic con el exterior de su bota. No falló esta vez el serbio, sacando partido de los espacios, una de sus virtudes.
Se relajó la ‘Juve’ con el dominio. Pudo llegar el 3-0 en varias ocasiones -el VAR anuló por fuera de juego el segundo tanto de Vlahovic– y, sin embargo, se reabrió el partido gracias al tanto de un David que evitó la salida de Szczesny y definió a puerta vacía a falta de quince minutos para el final. Creció el Maccabi, que vio como otra vez el palo se interpuso en el camino de Atzili.
Se puso nerviosa la ‘Juve‘ en su estadio, en el que volvieron a sobrevolar las dudas, los fantasmas de los partidos en Serie A que se escaparon por no saber cerrarlos. Pero Di María no estaba por la labor, no quiso alargar el sufrimiento y puso con su guante zurdo, en un saque de esquina, el balón en la cabeza de un Rabiot que hizo su primer doblete con el equipo italiano. Atzili revolucionó el ataque del Maccabi, pero volvió a vérselas con su peor enemigo de la noche, el palo, por tercera vez.
Jugó con fuego el conjunto blanquinegro. Sufrió en el tramo final ante un equipo inferior. Consiguió la victoria, la primera en esta edición de Liga de Campeones, pero las dudas, cuando parecían espantadas por esta noche, volvieron a sobrevolar Turín.