Hansi Flick vivía un sueño. Hasta finales de 2019, su nombre había permanecido en la trastienda de los grandes escenarios. Como auxiliar técnico de Joachim Löw, ganó el Mundial de Brasil 2014. Su carrera como entrenador había sido discreta y, en términos prácticos, terminó en 2005 cuando concluyó su etapa al frente del Hoffenheim. Desde entonces, se dedicó a aprender en las sombras.
Un año después, en 2006, comenzó un largo proceso de ocho años como ayudante de Löw. Le tocó vivir el crecimiento y la consolidación de una generación única. El proyecto encontró su cénit en 2014, con la victoria sobre Argentina en el Maracaná. Fue la última vez que el futbol alemán sonrió en una Copa del Mundo. Flick, ganador de todo con el Bayern Múnich en el ciclo 2019-2020 (tomó al equipo de manera sorpresa, en un interinato provocado por el despido de Niko Kovac), fue el nombre que surgió de inmediato cuando se supo que Löw no iba a seguir al frente de la selección tras la Eurocopa del año pasado. Sucedió a su maestro con el encargo de revitalizar a la selección alemana.
El fracaso, a un año de distancia, no pudo ser más terminante tras las expectativas que se despertaron en su primer torneo de esta magnitud. Y lo más costoso no se ha dado no solo en términos deportivos. Flick es el director técnico de selecciones mejor pagado del mundo, con un sueldo de 6.5 millones de euros al año. La estratosférica cantidad simplemente provoca que el dolor del fracaso sea inconsolable.
La eliminación de Alemania en primera ronda vuelve a confirmar que no hay presupuesto capaz de garantizar el éxito deportivo. Hajime Moriyasu, entrenador de Japón, gana 1 millón 50 mil euros al año. Con una cifra mucho menor, ha conseguido que su equipo haga historia y no sólo elimine a Alemania, sino que supere a España para hacerse con el liderato del Grupo E. Y las comparaciones negativas para Flick no terminan ahí. Pese a ser campeón de Europa en 2016 y superar las fases grupales en 2018 y 2022, Fernando Santos, entrenador de Portugal, ni siquiera se acerca al monto que cobra Flick: factura 2 millones 250 mil euros. Otro ejemplo es Graham Arnold, que cobra 1 millón 300 mil euros al año y está calificado a Octavos con Australia.
La responsabilidad para Flick era muy grande y no supo corresponderla, como sí lo han hecho otros entrenadores de primera línea; por ejemplo, Didier Deschamps con Francia (3.8 millones) y Gareth Southgate con Inglaterra (5.8 millones). Y se sabe que para un equipo de este nivel, la Alemania históricamente omnipotente, pasar la ronda de grupos ni siquiera es que sea una obligación: se da por descontado.
El éxito instantáneo que Hansi Flick tuvo en el Bayern Múnich lo puso en la mira de toda la aristocracia europea. Después de ganar una Champions League, el mundo se abrió para él. De ser considerado un asistente y un hombre de institución (fue director deportivo de la selección alemana durante cinco años), ocupó por fin un banco de élite: el del Bayern y todo pasó demasiado rápido. Hizo añicos al Barcelona y consagró su Copa de Europa a costa del PSG en el verano pandémico de 2020.
Arribó como seleccionador el año pasado. Hasta ese momento, Alemania tenía todo por delante. Pero había alarmas muy marcadas. Alemania vislumbraba muchos problemas para hallar el gol y no lo hizo durante los partidos claves de este Mundial. Hicieron lo que nunca hacían antes: confiarse y dejar que el rival les remontara. Japón los dejó tendidos, con la obligación de vencer a España si querían pasar. No pudieron con ellos y Costa Rica los tuvo como último lugar del grupo durante doce minutos.
Flick al menos ha aceptado su responsabilidad. «No me interesan los otros equipos. Lo teníamos en nuestra mano, todo es nuestra culpa. Tuvimos muchas ocasiones contra España en la primera parte y también frente a Japón. Si las hubiésemos marcado las cosas serían diferentes. Me enfada que cometimos muchos errores», dijo en conferencia de prensa.
Con el desastre en mente, Flick ya había deslizado antes de la eliminación oficial que no renunciaría a su cargo y cumpliría su contrato, que termina en 2024.