MIAMI GARDENS, Florida, EE.UU. (AP) — La mayoría de los estadounidenses conoce a Haas como una de las peores escuderías de la Fórmula Uno, al ocupar el último puesto a lo largo de las cuatro temporadas que fueron capturadas en una serie de Netflix.
Pero eso fue antes de utilizar el nuevo monoplaza este año, un cambio obligado tras la invasión rusa a Ucrania. El equipo adoptó también un motor superveloz de Ferrari.
Ahora Haas tiene la atención, está sumando puntos, y espera convencer a los aficionados en el primer Gran Premio de Miami de que pueden considerarlo el equipo de Estados Unidos.
“Absolutamente somos el equipo estadounidense. Tenemos la licencia de Estados Unidos, no hay muchas compañías más estadounidenses que Haas Automation y Gene Haas”, recalcó Guenther Steiner, director de Haas F1 y residente de Mooresville, Carolina del Norte.
Steiner se encontraba más bien involucrado en los autos biplaza y las pistas ovaladas cuando se le aproximó Haas, el empresario de California y fundador de la compañía de construcción de maquinaria.
Ambos decidieron que querían que Haas Automation se volviera global. Steiner ya había alcanzado el nivel más alto en la NASCAR, cuando contó con Tony Stewart como copropietario de Stewart-Haas Racing y ganó el título de la Cup Series.
La estrategia de negocios ha sido ganadora para la empresa de maquinaria Haas. El automovilismo ha sido desalentador desde que compró los activos del desaparecido equipo Marussia F1.
El debut de Haas se aplazó del 2015 al 2016 y lo que empezó como una organización de media tabla poco a poco empeoró para dejar a la escudería sin aspiración alguna de títulos.
El plan fue esperar las nuevas regulaciones 2022 y el desarrollo del nuevo auto. Posteriormente Haas se deshizo de los pilotos veteranos Romain Grosjean y Kevin Magnussen y los reemplazó con un par de novatos que no tuvieron oportunidad la temporada anterior, en un bólido incapaz de competir.
Mick Schumacher y Nikita Mazepin no sumaron ningún punto y los novatos no tuvieron buena relación. Mazepin fue ampliamente criticado por tener ese asiento: su padre es el dueño de la empresa de fertilizantes rusa, Uralkali, que era el patrocinador principal de Haas.
Se creía que las regulaciones del 2022 ayudarían a Haas. Pero la escudería además es cliente de Ferrari y el equipo italiano estaba camino a ser mejor —Charles LeClerc es el líder de la clasificación— y sus motores ayudarían a Haas.
Y después todo se desmoronó con la invasión de Rusia en Ucrania.
Gene Haas no pudo mantener a Uralkali en sus vehículos —Dimitri Mazepin es socio del presidente Vladimir Putin_, y se quitaron los logotipos. Tras una semana de incertidumbre, Haas dejó ir a Mazepin y a la empresa de su padre.
Debió ser un desastre, pero en cambio ha sido la sorpresa de la temporada.