El atraco del siglo. Así podríamos llamar la película protagonizada por Antoine Griezmann, el francés que salió del Atlético de Madrid en 2019 con destino al Barcelona a cambio de 120 millones de euros y que este martes, en el último día del mercado de fichajes, regresa a préstamo al cuadro Colchonero y con una opción de compra tres veces menor.
En un cierre de traspasos por demás desenfrenado con la llegada de Eduardo Camavinga al Madrid y dos ventas del Barcelona sobre la hora para hacer un poco de caja, el periodista Fabrizio Romano y los medios ESPN, L’Equipe, Marca y AS dan por cerrada la operación con la que Griezmann vuelve al Atleti tan solo dos años después de su salida.
La información coincide en que El Principito estará a préstamo con los de Madrid por toda esta temporada y su cláusula de compra es de 40 millones de euros; es decir, de ejercer la opción, el Atleti habrá recuperado a uno de sus mejores futbolistas en tiempos recientes con una ganancia de 80 millones, pues al Barça se lo vendieron en 120.
Con 30 años cumplidos, Antoine volverá a estar a las órdenes de Diego Simeone, con quien mostró su mejor nivel futbolístico entre 2014 y 2019, su primera etapa en el Atleti con los que ganó una Europa League, una Supercopa de España y una Supercopa de Europa, además de que en 2018 -siendo parte de los Colchoneros- conquistó la Copa del Mundo con Francia.
Ahora el francés compartirá el ataque de los madrileños con Joao Félix, Matheus Cunha y Luis Suárez, confirmándose así como serios candidatos para buscar repetir el título de LaLiga y por fin soñar con ganar la Champions League, esa que en la década pasada se les negó dos veces en Finales contra el Real Madrid.
Diversos periodistas y comunicadores en redes sociales han criticado abiertamente la breve gestión de Joan Laporta en su regreso a la presidencia. A inicios de agosto se dio el histórico adiós de Lionel Messi y uno de los acusados de la salida del argentino fue precisamente Griezmann, de quien se aseguró jamás tuvo voluntad de aceptar una rebaja salarial, lo que sumado a los 120 millones de euros que pagaron por él en su momento fueron parte de una «bola de nieve» que orilló a la salida de la Pulga.