GLASGOW, Escocia (AP) — La espera de casi un cuarto de siglo está a punto de concluir para Escocia.
Los escoceses no compiten en un torneo relevante de fútbol internacional desde 1998, cuando disputaron la Copa del Mundo en Francia. Ello cambiará este lunes, cuando se midan con República Checa en la Eurocopa de naciones.
Ha pasado mucho tiempo desde la última aparición del Ejército Tartán en estos certámenes. Y aunque no hay muchas expectativas de que llegue muy lejos en la aplazada Euro 2020, los hinchas escoceses están felices por el retorno.
Ello fue evidente el sábado por la noche en Glasgow, donde se desató una fiesta apenas una semana después de que los restaurantes y pubs de la ciudad recibieron el permiso de reabrir para clientes sentados en su interior.
Decenas de aficionados cantaron cerca de la Plaza George, la principal de la ciudad. Muchos agitaron banderas que decían: “Sin Escocia no hay fiesta”.ADVERTISEMENT
El objetivo principal para el seleccionador escocés Steve Clarke será obtener al menos un empate frente a los Checos y esperar la clasificación a la siguiente fase desde el Grupo D, donde se encuentran también ingleses y croatas.
“La República Checa nos da problemas distintos a los de Inglaterra o Croacia, de modo que podemos tener opciones. Pero estoy bastante conforme con mi equipo”, dijo Clarke.
Una distracción que Escocia no habría deseado está en las críticas recientes hacia sus jugadores, quienes decidieron no hincar una rodilla en el césped antes del puntapié inicial durante la Euro. Clarke argumentó que el propósito de este gesto antirracista “se ha diluido y socavado ante el hecho de que continúan los abusos contra los jugadores”.
En vez de la protesta habitual, Clarke dijo que la selección se “pronunciará” contra el racismo.
El equipo reculó un poco y accedió a poner la rodilla en el pasto antes del cotejo frente a Inglaterra en Wembley, el 18 de junio.
La República Checa trata también de dejar atrás un escándalo de racismo, muy diferente, que tiene relación con Glasgow. Ondrej Kudela ha apelado una suspensión de 10 partidos que se le impuso por abusos racistas contra un rival negro, Glen Kamara de Rangers, en un partido de la Liga Europa disputado en marzo en esta ciudad.