Tiene nombre de crack. Como Enzo Francescoli. Pero este es Enzo Fernández, el descubrimiento más importante de Argentina en esta Copa del Mundo. Su irrupción ha sido canela en rama para el equipo de Lionel Scaloni y Lionel Messi. Surgido de River Plate, donde aprendió los secretos de su profesión, Enzo ha vivido unos meses de ensueño. La rompe en el Benfica de Portugal y, después de comer banca en los primeros partidos del Mundial, se ha convertido en un pilar infaltable para una Albiceleste que sueña con la tierra prometida: ganar la tercera en Qatar 2022.
Messi necesitaba oxígeno en el mediocampo y lo encontró en Enzo. Antes del Mundial su inclusión se interpretaba como justa, por el nivel que había mostrado en fechas recientes, pero lucía complicado que pudiera hacerse de un lugar en el once inicial. El mediocampo argentino estaba repleto de nombres propios. Pero Enzo tenía el fútbol necesario para marcar diferencia empezando como titular. Y no sólo ha conseguido el puesto: es uno de los hombres claves para el entrenador Lionel Scaloni.
Lo hace todo bien. El mediocampo es su gobierno y lo domina con inteligencia, sensibilidad y energía. Jamás recula cuando hay que meter la pierna y partido se vuelve una guerra. Lleva el sentido de pelea en la sangre y se hace sentir. Pero esa es sólo una faceta. La más artística viene después, cuando debe repartir juego, darle sentido a cada balón que toca y provocar peligro a los rivales. Tiene una solución para cada contexto y sus compañeros lo agradecen como nunca: Enzo Fernández es, ante todo, un seguro de vida, la certidumbre de que su cabeza tomará la mejor decisión.
Puede poner un pase de gol en el mejor momento o bajar las revoluciones cuando es necesario tener el balón y controlar el trámite de los partidos. No ha soltado su lugar en el equipo. Ya sea jugando como contención o como interior, sus aportes son igual de valiosos. Argentina ha descubierto en él a una pieza que le hacía falta y ni siquiera lo sabían. Pero todo se les ha acomodado durante las últimas tres semanas. Vaya suerte: han encontrado hasta aquello que no estaban buscando. Si Enzo Fernández era visto como un proyecto a futuro, hoy su presente invita a tomarlo en cuenta como una realidad total. Apenas tiene 21 años y un mundo nuevo ha sido descubierto en sus pies.
Marcó un golazo contra México, que fue eclipsado por el primer tanto, el de Messi. Pero tranquilamente aquel zapatazo de derecha incrustado en el ángulo deberá terminar entre las mejores anotaciones de esta Copa del Mundo, un torneo que ya ha marcado la carrera de Enzo Fernández para siempre: hace seis años le escribía cartas a Messi y hoy comparte cancha con él. Es un sueño cumplido para él y para Julián Álvarez, su socio desde la época en River Plate: eran fanáticos del Diez y hoy él se alegra de tener socios que lo entiendan como nunca.
Junto a Paredes, De Paul y Mac Allister, Fernández ha solidificado un soporte de hiero en el centro del campo para que Messi y Álvarez se luzcan a placer en la delantera. Todos han salido ganando con la aparición de este mediocampista fino e inteligente, que falló un penal decisivo contra Países Bajos, pero cuya categoría no está en duda absolutamente para nadie.
No se sabe qué pasará después de la Copa del Mundo. Messi ha insinuado que este será su último baile en el máximo torneo de todos. Y si eso es verdad, más allá de que muchos sueñen verlo en Norteamérica 2026, el capitán podrá descansar tranquilo: su amada selección estará en las mejores manos posibles.