Por Sócrates Seamanduras
La pelea, y la decisión que generó gran polémica, entre Devin Haney y Vasyl Lomachenko, obliga a analizar de manera puntual, objetiva y hasta técnica, lo que ocurrió arriba del ring durante 12 rounds.
De entrada, en el clamor popular, en distintas críticas y comentrios en redes sociales, se habla de un robo, y la pelea (y su veredicto) no entran en esta catgoría, pues fue una pelea muy pareja, sumamente disputada y competitiva, que pudo haberse ido para cualquier lado. Un robo es cuando claramente, un boxeador gana al menos 8 rounds claros, y aún así, el veredicto favorece al otro. En este caso, Lomachenko no ganó 8 rounds claros, ni 7, ni 6… Ganó dos rounds claros, y dos , máximo tres, de manera convincente. Los rounds que ganó Haney, cuatro, quizá cinco, lo ganó por poco margen, de ahí la percepción. Y los otros dos o tres rounds en los que no hubo un claro ganador, que en otras épocas se hubieran anotado 10-10 en las tarjetas oficiales, en este caso se le dieron a Haney por diversas causas: A) Porque conectó más o mejor. B) Porque fue más efectivo en su plan de pelea. C) Porque tuvo mejores momentos durante los 3 minutos. C) O simplemente, porque es el campeón.
En este caso, si Lomachenko ganó 5 rounds, y Haney 4, los otros 3, se le apuntaron al campeón.
Para muchos aficionados, todos los rounds parejos fueron par Lomchaneko porque era el favorito sentmental, porque es de Ucrania, porque tiene 35 años, porque Haney subió muy pesado, porque lo empujaron en la ceremonia de peso, porque fue a combatir por su país en guerra, porque buscaba una hazaña.
Sin embargo, a la hora de puntear una pelea, el juez no debe tomar en cuenta otros factores, más de lo que hacen los boxeadores arriba del ring.
Otro aspecto que influyó en la percepción de la afición, es que Lomachenko fue espectacular, y Haney fue efectivo. Lomachenko peleó para el público, Haney para los jueces. Lomachanko conectó los mejores golpes de la pelea y ganó el round con mayor claridad, el 11, pero Haney “punteó” y fue más consistente. Lomachenko golpeó más al rostro y la gente lo ovacionó, Haney pegó más al cuerpo, y la gente ni se enteró.
Hubo rounds en los que Lomachenko, con ráfagas de golpes, dominaba por momentos, y hacía suyos esos 10 segundos, y si lo hacía tres veces en el round, donde conectaba 3, 4 ó más golpes, era el mandón en esos breves espacios de tiempo, pero el resto del round, los otros 2 minuts y medio, Haney era el que boxeaba (no peleaba) más efectivo. Lomachenko ensució mucho la pelea, pero a quien le llamaba la atención el réferi era a Haney.
Los mismos comentarios en redes sociales, hablan también de mafia, de arreglos (sin ninguna prueba por supuesto) y de intereses de terceros, como promotor y casinos, pero en este caso en partcular, Haney y Lomachanko son de la misma empresa, y ganara quien ganara, representaba un gran negocio en la próxima pelea, sea contra Gervonta Davis o contra Shakur Stevenson. Incluso, el nombre de Lomachenko “vendería” más, pero ganó Haney. Es decir, ¿iría la promotora contra sus propios intereses? Y que se dio este falo para forzar una revancha, pero esta posibilidad está establecida en el contrato, y ganara quien ganara, con la polémica, sería muy atractiva una segunda pelea ente Haney y “Loma”.
Convenía más, a todos (empresa, televisión y casinos) un triunfo de Lomachanko. De hecho, la victroria por puntos de Haney fue la apuesta más aconsejada para esta pelea, por lo que cualquier otro veredicto, beneficiaba más a las casas de apuestas.
El veredicto en una pelea de box, y más cuando es sumamente disputda, es tan subjetivo y cuestionable, como que es cuestión de apreciación y gustos. Cada juez tiene un ángulo de visión específico durante toda la pelea, la afición en la arena lo mismo, además de repeticiones en los minutos de descanso, y la que la ve por televisión, tiene varios ángulos, varias tomas. En ocasiones, mandan repeticiones de un golpe al rostro, en lugar de mandar tres o cuatro golpes al cuerpo.
La estadística final de la pelea, también abona a la controversia. Lomachanko conectó 14 golpes más que Haney en toda la pelea, 124 a 110, poco más de un golpe por round, pero para tener esta ventja de 14 golpes conectados, el ucraniano tuvo que tirar 159 más, pues mientras Haney soltó 405, “Loma” lanzó 564, y en este sentido, se interpreta “según el color del cristal”.
Lomachanko falló mucho, o intentó más. Haney lo hizo fallar y contragolpeó, o lo hizo caer en su juego.
Lo mismo sucede con los golpes de poder, Haney conectó 90 y Vasyl 95, poca, pero ventaja al fin de cuentas, para “Loma”. Pero Haney disparó 217, y Vasyl 314, casi 100 golpes más, para sacar una ventaja de 5. La gran diferencia está en los golpes al cuerpo. Haney conectó 50, Lomachanko 9.
De ahí la conclusión de que Haney fue efectivo, práctico, más boxeador, y Lomachenko fue espectacular, agresivo, más peleador.
Positivo para el boxeo, que existan este tipo de peleas, que el público se involucre, comente, reaccione, critique. Pero para asegurar que hubo un robo, es porque a un boxeador se le sacó de la bolsa el triunfo, para dárselo al otro, y en este caso, ninguno de los dos tenía la victoria en la bolsa. Ambos lucharon por ella, y ambos tenían los argumentos para que les levantaran la mano. Y como en muchos otros casos, la balanza se inclinó por el campeón.