Sócrates Seamanduras
Que Óscar de la Hoya anunciara que regresará al boxeo, de manera profesional, el 3 de julio, es una decisión que ha dividido opiniones.
No será para una exhibición. Será para, al menos, una pelea oficial.
Como en todo, hay pros y contras.
De entrada, tiene 48 años de edad. Cierto que la edad es relativa, y que a esa edad, boxeadores como Bernard Hopkins y George Foreman fueron campeones del mundo, que figuras como Larry Holmes y Roberto Durán se mantuvieron invictos hasta los 50 años, y que el récord guiness del boxeador más longevo es de Steve Ward, que tuvo una pelea oficial a los 61 años de edad.
También hay que considerar que si pasa los exámenes médicos de rigor, nadie puede negarle el derecho de ejercer una profesión para la que claramente, está capacitado.
Y esta es otra consideración. No es cualquier señor de 48 años queriendo pelear. Es un boxeador que como amateur, fue medallista de oro olímpico, y como profesional, ganó 10 campeonatos del mundo en seis divisiones. Y 1ue tuvo una carrera de 45 peleas, de 1992 a 2008.
Pero aquí aumenta la oposición. Su pelea más reciente fue en 2008.
Tiene 13 años de inactividad, y de una inactividad no sólo alejada del ejercicio y por supuesto, del deporte de alto rendimiento, sino incluso, en alguna etapa, relacionada con drogas y alcohol.
Claro que ha entrenado, desde luego que tendrá que pasar exámenes anti doping y tiene que estar consciente de que subirá al ring a intercambiar golpes, sin careta, y ante un adversario que buscará noquearlo.
De la Hoya está consciente de los riesgos, pero también de los negocios que su regreso significa.
Hace algunos meses se habló de la posibilidad de que sostuviera una pelea de exhibición ante Julio César Chávez, lo que hubiera sido una ocasión especial, atractiva y justa para ambos.
Pero de eso, a pelear de manera profesional, hay un gran trecho.
Aunque no se ha dado a conocer quién sería su rival para su regreso, programado para el 3 de julio, se habla de cuatro posibilidades: Dos peleadores retirados, como Marcos «Chino» Maidana y Juan Manuel Márquez (que ambos tuvieron su última pelea fue en 2014), aunque Márquez se ha mantenido en forma y tiene desventaja de peso, y las otras opciones son un peleador de artes marciales mixtas, que podría ser Connor McGregor, y hasta un «influencer», un «youtuber», como Jake Paul, que tiene dos peleas profesionales ganadas, ambas por nocaut, pero ante otro «youtuber» y ante un ex basquetbolista profesional de 36 años de edad, y ambas las ha hecho en peso Crucero, muy por encima de lo que pelearía De la Hoya.
La intención es que a finales de este año, o en los primeros meses de 2022, De la Hoya pueda enfrentarse a Floyd Mayweather, en una pelea oficial. Y existe la versión que Óscar quiere llevar a Julio César Chávez, a territorio estadounidense en septiembre, para enfrentarlo en una pelea de exhibición, que podría ser en Las Vegas si ya se permite el acceso masivo de público, o en Texas.
Los datos oficiales se darán a conocer las próximas semanas, por el momento, lo cierto es su decisión de regresar, y la fecha, 3 de julio, por el fin de semana patrio en Estados Unidos.
Para el inducido al Salón de la Fama en 2014, es una gran oportunidad de cobrar algunos millones de dólares, y poner, «aunque sea» con su nombre, a Golden Boy en los grandes planes de DAZN, ahora que su otrora joya, Saúl «Canelo» Álvarez, ya es agente libre, y en lo que «cuajan» las peleas multimillonarias de Jaime Munguía y Ryan García (que también es dirigido por la gente del «Canelo»). Pero de que habrá morbo en su regreso, lo habrá, tanto de quienes están a favor de su decisión, y sobre todo, de los que están en contra… Y eso, vende.