NUEVA YORK (AP) — Los jugadores, coaches y ejecutivos de los Yanquis de Nueva York están inquietos. También los aficionados.
Una foja de 5-10, el peor comienzo de la franquicia en 24 años, ha remecido a un equipo que cifraba grandes expectativas en la temporada, aspirando al título de la Serie Mundial.
“En este momento somos un equipo que nuestros adversarios quieren enfrentar, debido a que no hemos podido engranar”, admitió el gerente general Brian Cashman el lunes. “Entonces si tienes la oportunidad de enfrentarnos en este momento, es un buen momento, obviamente hasta el juego de ayer y esperemos que eso cambie”.
El bateo, el pitcheo y el fildeo, todo ha fallado.
El promedio colectivo de bateo de Nueva York de .210 le ubica en el penúltimo puesto de la Liga Americana. En un equipo en el que escasean los bateadores zurdos, el porcentaje es de .202 ante lanzadores derechos. Con sus 55 carreras anotadas al amanecer del lunes, los Yanquis estaban empatados con Detroit por la menor cantidad de la Liga Americana.
Su as Gerrit Cole tiene marca de 2-1 y efectividad de 1.82, pero el resto de los abridores de Nueva York cuentan con una foja acumulada de 1-6 y un 6.39 de efectividad.
Doce errores han propiciado 10 carreras sucias.
Sólo el bullpen, con efectividad de 2.43 para ubicarse tercero en las Grandes Ligas, se ha desempeñado como se esperaba.
“Estamos dando muchas vueltas en la cama”, dijo Cashman, “pero vamos a hacer todo lo que esté en nuestro poder para evitar los señalamientos o que las frustraciones nos desborden y se conviertan en algo negativo y asegurarnos de que se apoyen en el equipo”.
Cashman acepta las críticas, pero aseveró que era inaceptable e ilegal que los aficionados lanzaran pelotas al campo en la derrota del viernes 8-2 ante Tampa Bay y que obligó a suspender el juego durante dos minutos y 15 segundos.
“No me importa lo mal que juegues, nadie se ganó que les avienten cosas en el campo”, dijo. “Pero el resto, sí, es parte del proceso. Cuando juegas mal, te lo van a hacer saber”.
Nueva York ha perdido cinco juegos seguidos antes de afrontar una serie interligas ante Atlanta el martes. Con una derrota, los Yanquis caerían a una foja de 5-11 por primera vez desde 1972.
Cashman recordó otros inicios malos. En 1997 los Yanquis perdieron 10 de sus primeros 15 y terminaron con marca de 96-66 y avanzaron a la postemporada con un comodín.
“No recuerdo ninguno de esos debido a que al final nos recuperamos”, aseguró. “Lo superamos. Encontramos la forma de ser nosotros mismos y de mostrar de lo que somos capaces”.
Aunque el manager Aaron Boone puede hacer modificaciones en el orden ofensivo, Cashman no contempla cambios profundos en el roster.
Casi todos en la alineación están apagados: Aaron Hicks (.160, 3 de 32 a la derecha), Clint Frazier (.167, sin impulsadas), Giancarlo Stanton (.176, 3 jonrones, 12 remolcadas), Gleyber Torres (.196), Gary Sánchez (.237), Gio Urshela (.250) y Aaron Judge (.255, cuatro jonrones, ocho impulsadas).
“No vamos a precipitarnos”, dijo Cashman. “Y así es que yo no veo una sacudida del roster tan prematura. Y no veo que vamos a perder la confianza hacia los coaches y tampoco con los jugadores”.