COPENHAGUE (AP) — Kevin De Bruyne facturó un gol y participó en los otros dos para que el Manchester City retomase el martes su defensa del título de la Liga de Campeones con una convincente victoria 3-1 a domicilio ante FC Copenhague en la ida de los octavos de final.
Si acaso el descuido del arquero Ederson Moraes, que derivó en el empate transitorio de Copenhague a los 34 minutos, le impidió al City sacar una ventaja más amplia rumbo al choque de vuelta en Manchester dentro de tres semanas.
De Bruyne suele ser el estandarte del City para las grandes ocasiones y el volante no defraudó en el arranque de la fase de eliminación directa al anotar el primer gol en el Parken a los 10 minutos tras recibir el pase de Phil Foden desde el costado derecho del área.
Copenhagen, sin haber disputado un partido oficial en dos meses debido debido al parón de invierno de la liga de Dinamarca, fue ampliamente superado en la primera parte. El City tenía un 85% de posesión al llegar a los 20 minutos. Pero el local logró nivelar a los 34 cuando el despeje de Ederson quedó a la deriva.
Mohamed Elyounoussi interceptó y su disparo posterior fue tapado el zaguero del City Ruben Dias. El balón acabó servido para Magnus Mattsson y el volante de Copenhague le pegó de primera desde el borde de área para celebrar en su debut con el club y su primera experiencia en la Champions.
El City restableció la ventaja en el primer minuto añadido en el primer tiempo. No fue la jugada colectiva más bonita, pero Bernardo Silva definió con clase. Tras llegar a destiempo al balón, De Bruyne lo acabó dejando a los pies de Silva dentro del área. A la salida del arquero, el mediocampista portugués tocó sutilmente la pelota con la zurda para mandarla hacia el segundo palo.
La tercera anotación en la prolongación al final fue mucho mejor y también tuvo de protagonista a De Bruyne, quien controló un pase de Foden por la derecha y lo devolvió para que el delantero inglés pusiera el 3-1 definitivo.
Fue la 11ma victoria seguida del City en todas las competiciones.
La diferencia en calidad fue desigual entre los campeones de Inglaterra y Europa y un club que está en los octavos de final de la Liga de Campeones por apenas segunda vez — la primera fue en 2010-11 — en su historia.