(EFE) — Con el VAR en el foco, con la discusión y la interpretación de si fue o no suficiente el contacto de Mikel Merino sobre Luis Suárez en el penalti del 2-2, el Atlético de Madrid sobrevivió a una noche frustrante con un punto que tuvo perdido durante más de 70 minutos; el tiempo que duró la ventaja de la Real Sociedad, que empató un encuentro que aparentó ganado, pero que sostuvo el liderato de LaLiga Santander, aún por encima de todos, aún con mucho que decir en este campeonato.
No va a ser sencillo bajar de ahí al conjunto donostiarra, que redujo al equipo rojiblanco, a su ‘tridente’ Griezmann-Suárez-Joao Félix, y aprovechó sus errores defensivos para poner contra las cuerdas al Atlético, que resurgió con más determinación que fútbol, agarrado a un goleador fantástico como es Luis Suárez: marcó el 1-2 a falta de media hora, fue objeto de la polémica pena máxima en el 76 y la transformó instantes después para rebajar el tropiezo a dos puntos contra un notable contrincante.
Porque el Atlético tiene un problema defensivo esta temporada. Lo sabe Simeone, que insiste en cuanto puede en ajustar una zona bajo la duda casi permanente en este ejercicio. Cada partido lo pone en evidencia. Con cinco o cuatro atrás, como este domingo. Y sin Savic ni Giménez. Entregado el centro de la zaga a Felipe, que no es el que fue hace año y medio en el Atlético, y a Mario Hermoso, imprevisible cuando enfrenta un duelo con el delantero rival, el 0-1 retrató una estructura defensiva que no sostiene ningún rasgo de lo que fue en su pasado más rocoso, pero tampoco en la fisonomía que lo hizo campeón la pasada campaña, cuando jugaba con tantos riesgos como ahora, pero resolvía todo mucho mejor.
En un equipo tan mecanizado, al que Simeone le aporta tanto matices tácticos, que dedica tanto a cada movimiento, a cada espacio, a cada circunstancia, sorprende un gol como el que recibió en el minuto 7. Ha empezado en desventaja siete de sus doce duelos. Cierto es que, probablemente, a Joao Félix le sobró un regate un poco más allá del medio campo, tanto como que el desajuste entre Felipe y Hermoso fue impropio de esta categoría. El brasileño vive hoy en una precipitación constante; el madrileño no es nada fiable cuando debe imponerse. El primero salió a por Sorloth, el segundo se quedó seis metros por detrás, con todo el espacio del mundo para que el propio atacante noruego progresara hacia el pase más fácil del mundo de Isak. No anticipó Oblak, lento en su salida; no falló Sorloth, que tocó lo justo para superar al portero esloveno, ya casi batido de antemano.
En esa realidad convive hoy por hoy el Atlético, que cayó en la emboscada que le preparó la Real Sociedad en el primer tiempo. Lo tenía todo medido Imanol Alguacil. Había planificado cada detalle de la salida para partir con superioridad hacia terrenos más aventurados. La acción fue repetitiva, cada saque de puerta: Le Normand jugaba en paralelo con el portero Álex Remiro, inmóvil con el balón, aguardando en el borde de su área pequeña al mínimo gesto de presión o avance de Griezmann, Luis Suárez o Joao Félix, el ‘tridente’ de estreno en el esquema titular de Simeone, para empezar a jugar el espacio más liberado.
En ello insistió una y otra vez, quizá con menos progresión de la que esperaba, pero con la confusión del propio Atlético, que aparentó más que otra cosa cuando atacó. En la reunión de talento que organizó Simeone en el medio campo y en la delantera en el once titular (De Paul, Koke y Lemar en el centro, luego modificado por la entrada de Carrasco por el internacional francés; Griezmann, Luis Suárez y Joao Félix, arriba) surgieron ideas y combinaciones, pero pocas ocasiones: amagó más que golpeó, porque la Real Sociedad es un equipo bien armado, que no concede apenas, que contrarrestó la amenaza de tormenta sobre su área para aprovechar después el desequilibrio de su adversario con el 0-2 de Alexander Isak de falta directa en el inicio del segundo tiempo. En el repertorio habitual de Oblak, parecía alcanzable el lanzamiento sobre su palo, por más que botó antes, por más ajustado que iba.
No había necesitado apenas nada, en cambio, Álex Remiro para sostener su portería imbatida al intermedio. Sólo una parada -fácil- a un remate flojo de Luis Suárez, que no suele perdonar dos veces. No lo hizo cuando el encuentro circulaba por la hora de juego, cuando Joao Félix le entregó uno de esos pases maravillosos que promueven un testarazo tan certero como el que conectó el goleador uruguayo, ya por los seis goles en esta temporada -siete con el que marcó después- para reabrir el encuentro, para reponerlo en ebullición, todavía con media hora por disputar.
Aún hubo tiempo para el VAR, ligado cada vez más a la polémica, a la interpretación del contacto. A la visión de un vídeo y la opinión de una persona cuando ve la jugada a cámara lenta. El árbitro Munuera Montero señaló el penalti a favor del Atlético por una dudosa acción de Mikel Merino sobre Luis Suárez, que el goleador uruguayo transformó en el 2-2 para rescatar un punto y frustrar a la Real Sociedad, que sostiene la primera posición, pero que perdió un partido que pareció ganado.