Barcelona parece estar entrando en una mala racha tras su pésimo resultado en Champions League. Los de Ronald Koeman cayeron en el Wanda Metropolitano 2-0 ante el Atlético de Madrid que tuvo en Luis Suárez a un auténtico pistolero con una asistencia y el gol de la sentencia.
Desde el palco y con un teléfono en mano, Koeman trató que ponerle resistencia a su rival, sin pensar que esa imagen se convertiría en el posterior festejo de Suárez, jugador que en el 2020 se despidió del conjunto blaugrana con una llamada.
Joao Félix comenzó el partido con una buena oportunidad, el jugador definió un esférico que le llegó a las piernas tras una jugada individual de Yannick Carrasco, quien sin problema se quitó a los defensores blaugranas para introducirse en el área.
Tras una serie de avisos, Atlético de Madrid encontró su recompensa con la anotación de Thomas Lemar que desequilibró al Barça y hasta provocó una fuerte discusión entre Gerard Piqué y Sergio Busquets por el tema de la marcación al jugador que emprendió una larga carrera para culminar la jugada, del mismo Suárez, en el fondo de las redes.
Antes de irse al vestidor, Madrid intentó sentenciar y hundir al Barcelona con la chance del charrúa, pero lamentó haber enviado su disparo a un costado de la meta de Ter Stegen.
Ese disparo solo fue de preparación, pues antes del silbatazo del medio tiempo, Suárez colocó el 2-0. El exfutbolista blaugrana ofreció disculpas, pero no pudo evitar la felicidad de su anotación que fue producto de una gran recepción de la pelota que le sirvió Lemar, el uruguayo se acomodó y ante el recorte de Ter Stegen definió con Piqué como espectador en la línea. Suárez mandó el mensaje claro: una llamada telefónica a Koeman, quien desde el palco solo lamentó el gol.
Para el complemento, la escuadra blaugrana buscó más volumen vertical y se motivaron con la clara oportunidad que tuvieron luego de que Carrasco le obsequió la pelota a Gavi, el juvenil la llevó hasta los linderos del área y centró para Philippe Coutinho, quien con dificultad definió ante Oblak y el portero colchonero se quedó con la pelota.
No hubo manera en la que Barcelona se viera con posibilidades de acortar distancias para emprender el empate y luego hacer la remontada. Mientras Koeman ejecutó cambios con la entrada de Riqui Puig, Luuk de Jong y Ansu Fati, Diego Simeone se dedicó a animar a su afición para hacer del Metropolitano un auténtico infierno.
Y así fue, Barcelona terminó con una derrota que se liga a la de Champions ante el Benfica de media semana, para seguir estando lejos de la zona privilegiada en la tabla. Por su parte, Madrid ejerce presión al Real Madrid en la cima.