Apuntes perdidos: y aquí no pasa nada

Apuntes perdidos: y aquí no pasa nada

Por Marco Antonio Domínguez Niebla/AGP Deportes
Caminaba sobre la explanada, entre el montón de gente de rojo y negro en apoyo al local, pero también entre un montón de verdes que llevó hasta ahí el visitante.
Después de 12 años de asistir cada quince días he aprendido a desenvolverme sobre ese escenario, hoy con la novedad de hacerlo mientras buscaba mi Fan ID, la aplicación que la federación de futbol dijo que ahora sí sería requisito indispensable presentarla.
No Fan ID, no entras, o para traducirlo mejor: Con Fan ID te portas mal y serás identificado y vetado y no vuelves a entrar.
Más o menos así la cosa después de la barbarie de la Corregidora de Querétaro cuando un montón de gente vestida del otro rojo y negro existente en la liga, el del Atlas, fue parte de un enfrentamiento violento y escandalosamente célebre a nivel internacional con las barras vestidas de blanco o azul o negro o cualesquiera que sea el color que use ese equipo ruinoso que la hace de local ahí.
Así que me trasladé con calma pero a ritmo para no entorpecer la circulación que ya a las siete de la tarde por ese lugar uno encuentra los días de juego a las ocho.
En mi andar, desde el estacionamiento hasta el Acceso 2 por donde entramos los periodistas, vi lo que ya les relaté además de las dinámicas presentadas por las empresas patrocinadoras, las carnes asadas en grupo, uno que otro revendedor y los dos que tres conocidos que siempre me pegan el grito durante el trayecto.
Hasta entonces nada nuevo, nada que resaltar. Bueno sí, entre mis capturas de pantalla encontré mi Fan ID, mi código correcto, y yo listo para presentarlo frente al chico que seguramente, de acuerdo a lo informado durante la semana por todos lados, me lo solicitaría.
Ya instalado en el famoso Acceso 2, con mi documento en regla y dispuesto a jugar limpio y sentir mi liga, vi venir a al menos un par de decenas de tipos vestidos de rojo y negro, el rojo y negro del local Xolos, veloces, presurosos, emocionados, y uno gritando, mientras enfrentaba sus puños uno contra el otro: “Vamos a desentumirnos”.
“Son los de La Masakr3”, expresó el chico que solo escaneó mi gafete sin solicitarme el Fan ID. “Pase”, me dijo sin más ni más.
“Siempre que viene el León pasa”, agregó al otro chico que lo acompañaba.
Ya dentro del estadio, vi por fuera otros cuantos igualitos corriendo rumbo a la explanada que minutos antes había atravesado como siempre, sin contratiempos ni novedades.
Luego, sentado en el palco dentro del estadio, revisé los videos subidos en redes sociales de gente vestida de verde que yacía golpeada entre varios, y no necesité ser el periodista más perspicaz de la región para entender cómo es que esos que corrían poseídos iban a desentumirse y cómo estuve a punto de que mi trayecto, ese por el que circulé minutos antes, se presentase con contratiempos y novedades.
Casi después de una hora, el sonido local anunció a los protagonistas del espectáculo: ¡Xolos y León en el terreno de juego!, para agregar con euforia el arribo de otro de los orgullos del equipo de casa: ¡Con ustedes, La Masakr3!

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