APUNTES PERDIDOS: Te pareces tanto a ellos

APUNTES PERDIDOS: Te pareces tanto a ellos

Por Marco Antonio Domínguez Niebla

Un par de buenos amigos, apasionados ambos a la causa, lamentaban la noticia y despreciaban la elección. No entendían el por qué de la contratación, Daniel el escritor y Fernando el especialista en actividad física y deporte, molestos frente al atrevimiento de la nueva directiva.
Pero, momento, vayamos atrás en el tiempo, analicemos personalidades, trayectorias y hasta características más allá de lo futbolístico, hurguemos en la historia del puesto recién ocupado:

-Sobre el área técnica del hoy llamado Volcán, su figura inconfundible, cabellera lacia, tupida, vientre prominente desde su retiro como futbolista de garra y entrega. Tal vez su mayor virtud, ya como entrenador, convencer al grupo, desde los divos talentosos y temperamentales hasta los guerreros y los obreros con quienes alcanzó a levantar un par de trofeos ligueros. Difícil recordarle algún esquema táctico, lo suyo más grito y arenga que instrucción y docencia. Echado al frente, bravo, incluso agresivo, ya fuera contra los once propios que contra los once ajenos. Capaz de corretear a algún rival o comunicador para arreglar diferencias “como los hombres” y de enfrentar hasta doblegar al más estricto de los árbitros, mentadas de madre de por medio y cortes de manga para complementar el repertorio.

-Frontal, directo, sin medias tintas, el idioma masacrado cuando el torrente temperamental se ha desbordado. Con los pantalones para decirle lo necesario a quien sea: directivo, colega o futbolista. Y si la ocasión lo amerita, cuadrándosele al adversario, en guardia sobre el área técnica para dirimir diferencias (¿verdad, Maestro Reinoso?, ¿verdad, Chelís?). Tan adorable en la victoria como aborrecible en la derrota: Doctor Jeckyll y Mister Hyde. En base a trabajo se ha despojado de los colores que lo identificaron como jugador para absorber los del equipo con el que más ha ganado como técnico. Defendido por sus jugadores donde vale: no frente a los micrófonos repitiendo frases huecas sino en la cancha, con goles y esfuerzo (huevos, como dicen ellos, los protagonistas). Un líder histórico para el club.

Con el permiso y el esperado repudio a este texto por parte de mis amigos Daniel y Fernando, y todo aquel tigre que discrepe con lo aquí escrito, mezcle, licúe y ya está: El Piojo -aun cuando en el futbol nada está escrito- ha llegado tanto con el bagaje suficiente como con el perfil para empezar a escribir su capítulo en la historia, detrás El Tanque y El Tuca, las leyendas de ese banquillo. Ambos ganadores e idolatrados por los pasionales rumbos de San Nicolás de los Garza. Sólo ellos dos a ese nivel, por el momento.

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