¿Ferrari puede quitarle el reinado a Red Bull en la F1?

¿Ferrari puede quitarle el reinado a Red Bull en la F1?

Hay un máxima que reza así, si Ferrari anda bien a la Fórmula 1 también le irá bien. Tiene mucho de cierto y en 2022 la Scuderia fincó las bases para volver a ser candidata al título, pero ¿eso es suficiente para quitarle el reinado de la F1 al equipo Red Bull? Eso está por verse.

El F1-75 con que afrontó Ferrari la temporada pasada fue, de inicio, el mejor auto que se vio en la parrilla en el primer Gran Premio, corrido en Bahrein: balanceado, con velocidad en curvas, lo suficientemente rápido en rectas y confiable, sobre todo si se le comparaba con el Red Bull que dejó tirados a sus dos pilotos en esa fecha.

Con Charles Leclerc y Carlos Sainz en los controles, Ferrari aparecía como el candidato a gobernar en la segunda era híbrida de la Fórmula 1, la era del efecto suelo y el límite de costos, pero fue el propio Ferrari quien metió el freno a esas ilusiones con errores de los pilotos, abandonos por problemas de motor, malas decisiones en carrera y, sobre todo, estrategias fallidas.

La Scuderia de Maranello parece haber encontrado al «chivo expiatorio» de los yerros del 2022, o al menos se los cargó al responsable de todo el equipo, Mattia Binotto, quien desde antes del Gran Premio de Austin dejó de estar presente en el garage, supuestamente, para concentrarse en el auto 2023.

Y sí, el auto 2023, el SF23, está listo, pero Binotto no volvió. Lo bueno es que si el 2022 fue un auto que en el 50 por ciento o más de las pistas era más competitivo que Red Bull hasta el sábado, prueba de ello son las 11 pole positions (9 de Leclerc y 2 de Sainz), puede volver a serlo en 2023.

Lo malo es que si mantiene la inercia de perder todo lo ganado los sábados con problemas en los domingos, ahí se acabarán sus posibilidades.

Que Ferrari recupere el Campeonato de Constructores, que no abraza desde 2008, pasará porque adquieran la fiabilidad en el monoplaza, que no tuvieron en 2022. El motor de la casa más importante de la F1 es potente, y se dice que tendrá algunos caballos más, pero tiene que ser confiable. En 2022, los autos con unidad de potencia Ferrari cambiaron más elementos en promedio que los que tenían Honda (RBPT) o Mercedes.

Christian Horner, jefe del equipo que es su mayor competencia, es decir de Red Bull acaba de declarar en la presentación del equipo en Nueva York que justamente Ferrari será un contendiente en la medida en que encuentre fiabilidad.

El auto y el motor fueron diseñados desde hace meses y tendrán su gran prueba inicial en la pretemporada en Sahkir. Solo hay dos certezas en la vida: la muerte y que ese Ferrari SF23 será rojo, lo demás es todo una incógnita.

Ferrari estrenará ‘Team principal’ en la figura de Fred Vasseur, el francés que dejó a Alfa Romeo para reencontrarse con su paisano Charles Leclerc, obvio con la venía de otro galo, Nick Todt agente que mueve los hilos de sus carreras.

La última vez que Ferrari tuvo un francés al frente, Jean Todt, lo ganó todo y fue una dictadura colorada en la F1, que además contaba con el alemán, fuera de serie, Michael Schumacher.

Se especula que la llegada de Vasseur supondrá una definición de roles más clara entre los pilotos, lo cual sería, obviamente, en detrimento de Carlos Sainz.

En 2022, no pareció nunca que Ferrari trabajara totalmente cargado hacia el garage de Leclerc, porque en las sesiones, el talento del español hijo de la leyenda del rallismo lo mantuvo muy cerca del monegasco y algunas veces arriba. El problema para Sainz es que en los puntos y posiciones la diferencia sí fue notable: Charles fue subcampeón, sólo detrás de Max Verstappen y arriba del otro Red Bull de Sergio Pérez, mientras que Sainz acabó la temporada en el quinto escalón, incluso por debajo del Mercedes de George Russell, quien tuvo un auto muy inferior el 90 por ciento de la campaña.

El afrancesamiento de Ferrari marcará el inicio de otra era y depende de Carlos Sainz que no sea la que marque su rol como piloto número dos.

Por otro lado, la calidad de manos de Charles Leclerc lo hacen un embrión de campeón desde hace varios años. Es la apuesta por la que Ferrari desistió con Sebastian Vettel, es, por ridículo que parezca la imagen ‘principesca’ que encaja a la perfección con lo que Ferrari espera de una estrella del volante que vista sus colores: un tipo agradable, educado, encantador, bien parecido… casi casi un príncipe de cuento.

Sainz también tiene con qué defenderse en ese rubro. Su sangre azul racing lo trajo al mundo en cuna de fibra de carbono con muchos caballos de potencia. Es, de hecho, el heredero de una dinastía de campeones, incluso con el mismo nombre de su padre, Carlos Sainz y eso da poder, abre puertas, aunque, hay que decirlo, ha sido su talento el que lo ha mantenido.

Pero llegamos a la llaga que resquebraja el corazón de todos los ferraristas: La estrategia de carrera. Ese departamento que tiene a su cargo el español Iñaki Rueda es la puerta de entrada que ha dejado el Cavallino Rampante por donde se les han colado los rivales como en el Caballo de Troya.

No en balde Sainz acuñó la famosa frase de «No inventing» en una de esas, no raras, veces que los llamados por el radio sonaban más absurdos que un presidente de la FIA devaluando la F1 (perdón, eso creo que ya pasó).

En 2023, Ferrari debe tomar la iniciativa, no ser un equipo que reaccione a las estrategias de Red Bull, que por su parte tuvo en Hanna Schmitz a un baluarte en la parte estratégica.

Ya no está Binotto para echarle la culpa de todo. Mattia no diseñaba las estrategias, pero sí aprobaba las opciones que llegaban de los encargados de la misma. El mayor pecado de Binotto fue, quizás, curarse en salud cada vez que Ferrari parecía que podía pelear con Red Bull.

Su lamentable forma de autosubestimar el potencial de Ferrari era casi lastimero. Ferrari no puede decir: nuestro objetivo no es ganar, nuestro plan es ser segundos. Nunca, menos cuando liderabas el campeonato.

Vasseur, si quiere vencer a Red Bull debe ser retador, arrogante y pendenciero como Toto Wolff y Christian Horner. El primer requisito para ser un ganador es parecerlo.

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