Aaron Rodgers ha pisado el terreno en todos los estadios de la NFL salvo uno. Y en su casa del Lambeau Field, conocida también como la “tundra congelada”, se ha llevado su buena dosis de golpes.
Pero son los estadios con césped artificial los que habrían sido más duros con Rodgers, de 39 años.
“Sí pienso que ha llegado el momento de adoptar el pasto natural en toda la liga”, dijo el quarterback, cuatro veces nombrado el Jugador Más Valioso de la NFL, quien hizo así eco a una opinión creciente.
JC Tretter, presidente del Sindicato de Jugadores, instó el fin de semana a que se cambie de inmediato la superficie de juego de seis estadios, al considerar que su césped artificial deriva en mayores índices de lesiones no relacionadas con contacto, como esguinces de tobillo y rupturas de ligamentos de rodilla.
Desde Seattle hasta Miami, pasando por Nueva Inglaterra y Los Ángeles, los jugadores han respaldado a Tretter. Rodgers, 10 veces elegido el quarterback del Pro Bowl y quien sólo no ha jugado en el estadio de Las Vegas, piensa que hay margen para que la liga puede adoptar el pasto natural rápidamente”.
“Hay mucho dinero en esta liga”, comentó. “Se trata del costo. No sé cuánto cueste esto… Pero a la liga le está yendo muy bien”.
¿Piensa Rodgers que se realizará el cambio?
“Sinceramente, no”, reconoció. “No tengo mucha confianza en lo que se refiere a que la liga tome esa decisión sin una gran votación o sin quejas de ciertos dueños que no quieren gastar el dinero… Aquí se trata de poner el dinero para defender lo que dices, si es que la seguridad del jugador es realmente importante”.
La NFL no ha reconocido la necesidad del cambio. Jeff Miller, vicepresidente de comunicaciones, asuntos públicos y políticas de la NFL, dijo el sábado en un comunicado que los índices de lesiones son prácticamente los mismos en el pasto natural y en el sintético.
Los datos proporcionados por la liga no distinguen entre los tres tipos de superficie artificial que se usan: monofilamento, fibra doble y “slit film”. Tretter criticó particularmente esta última variante, empleada en Cincinnati, Detroit, Indianápolis, Minnesota, Nueva Orleáns y Nueva York.
Los jugadores han repetido la exigencia de Tretter. Incluso algunos entrenadores se le han unido.
“Prefiero el césped natural”, dijo Andy Reid, estratega de los Chiefs de Kansas City. “He escuchado todos los estudios, estudios de densidad, he visto los diferentes compuestos que se usan, pero sigo prefiriendo el pasto”.
Lo mismo ocurre con los jugadores.
“Uno siente en cierto modo la diferencia cuando está jugando”, dijo el corredor Dalvin Cook, de los Vikings de Minnesota. “Si podemos arreglar esto, arreglémoslo. Hay que tener el ambiente más seguro para jugar”.
Amon-Ra St. Brown, receptor de Detroit, opinó: “Prefiero el pasto. Es más amable, más natural y simplemente se siente mejor en mis articulaciones, mis tobillos y lo demás”.
Rayshawn Jenkins, de los Jaguars de Jacksonville, consideró que las superficies artificiales son el equivalente de jugar en un aparcamiento.
“Me azotan encima del concreto. No se siente bien”, comentó.
Tommy Tremble, tight end de los Panthers de Carolina, atestiguó el momento en que su compañero Donte Jackson sufrió la ruptura de un tendón de Aquiles en casa. Fue la más reciente de una serie de lesiones que han acabado con la campaña de distintos jugadores en canchas sintéticas.
“Los chicos sufren lesiones terribles en esa superficie”, dijo Tremble. “Entiendo por qué se usa, pero éste es un negocio de miles de millones de dólares y pienso que deberíamos poner el dinero donde debería estar, a favor de los jugadores, porque si tenemos campos de pasto natural y seguimos jugando, el dinero sigue fluyendo. Pueden ver que hay jugadores que quedan fuera todo el tiempo por esto”.
Los Panthers han instado ya al dueño David Tepper a cambiar el césped durante el receso previo a la próxima campaña. Desde luego, el pasto natural cuesta más a largo plazo, pero los avances tecnológicos han hecho que estos terrenos sean más resistentes a las distintas condiciones que se presentan en la NFL: calor, frío, humedad y sequía.
Dos estadios techados —en Arizona y Las Vegas— tienen terrenos de césped natural que pueden desplazarse al exterior para que les dé el sol.
Catorce de los 30 estadios de la NFL tienen todavía una versión de césped sintético. El Hellas Matrix Turf, compuesto que se utiliza en Dallas, Houston y Los Ángeles, es considerado el mejor. Se produce mediante una fibra de monofilamento, texturizada y retorcida.
En tanto, el “slit film” tiene fibras rebanadas que adoptan la forma de las celdas de un panal de abejas. Resiste bien el uso frecuente, pero genera preocupación porque los tachones de los zapatos se atoran a veces en esas celdas.
“No hay un mal terreno en esta liga, pero hay algunos que son mejores”, consideró Julian Love, safety de los Giants de Nueva York “Hay un tipo de superficie que ha probado ser mejor. Nosotros jugamos en la peor superficie de la liga, así que quisiéramos que se elevaran los estándares”.
El cambio sería caro, como sugirió Rodgers.
Costaría unos 500.000 dólares el retiro de lo que hay, la colocación de estratos inferiores de roca y la irrigación (el drenaje podría reutilizarse). Harían falta otros 350.000 dólares para colocar el pasto natural en rollo.
Los equipos que juegan en climas fríos, incluidos los que tienen estadios techados, tendrían suerte si el nuevo pasto dura un mes antes de requerir un cambio.