Salvador Pérez aún recuerda su infancia en Valencia, una ciudad en las costas de Venezuela, donde practicaba bateo con su mamá y utilizando un palo de escoba, y más tarde jugó béisbol organizado con peloteros de la talla de José Altuve.
Sin embargo, nunca pensó que llegaría este día.
El domingo, los Reales le otorgaron al receptor seis veces invitado al Juego de Estrellas un contrato por cuatro años y 82 millones de dólares — el más lucrativo en la historia del equipo — que entrará en vigor una vez que concluya su pacto actual en 2022. El acuerdo mantiene a Pérez en la única organización con la que ha jugado hasta, por lo menos 2025, aunque una opción del equipo por 13,5 millones podría retenerlo por otro año más.
“Es difícil creer esto de donde yo vengo, de donde crecí, ver la situación en la que estoy en este momento, me pone sumamente contento”, dijo Pérez desde su residencia en el campo primaveral en Surprise, Arizona. “Mi mamá va a estar muy feliz. Sé que mi abuela va estar feliz. Sé que están emocionados porque esté aquí otros cuatro años, tal vez cinco”.
A Pérez se le adeuda un salario base de 13 millones en el último año de su contrato actual. Ganará 18 millones la próxima temporada, 20 millones en 2023 y 2024, y 22 millones en 2025, con una rescisión de 2 millones en 2026.
El valor de su nuevo contrato rebasa los cuatro años y 72 millones que los Reales le dieron al jardinero Alex Gordon en 2016.
“A nadie le gusta más jugar al béisbol que a Salvador Pérez. Hay jugadores a los que les gusta tanto, pero a nadie le gusta más”, dijo el gerente general de los Reales Dayton Moore. “Nadie puede imaginarse que él no esté aquí”.
Pérez, quien cumple 31 años en mayo, no sólo se ha establecido como uno de los mejores receptores de Grandes Ligas, sino también como uno de los jugadores más queridos en la historia de los Reales. Fue el Jugador Más Valioso de la Serie Mundial de 2015, cuando el club dejó atrás una sequía de títulos de 30 años, y viene de una campaña en la que bateó para .333 con 11 jonrones y 32 carreras impulsadas para obtener su tercer Bate de Plata.
Además, también tiene cinco Guantes de Oro en sus vitrinas, y los Reales dependen de su habilidad para sacar el mayor provecho de sus lanzadores y ayudar a una joven y prometedora rotación con la esperanza de volver a la postemporada.