CINCINNATI (AP) — Los Bengals de Cincinnati están determinados a demostrar que no son uno de esos equipos que se diluyen después de perder un Super Bowl.
Sostienen que la identidad del equipo ha cambiado enormemente bajo las órdenes del entrenador Zac Taylor, y que ganar es la exigencia en una ciudad hambrienta de algún éxito deportivo.
Eso no es imposible mientras su quaterback sea Joe Burrow, quien en su segundo año en la NFL les condujo en una vibrante marcha al Super Bowl que muy poca gente presagió.
Si Burrow se cuida de las lesiones — esencialmente que un reconfigurado muro de protección evite que sea zarandeado — los Bengals deben entusiasmarse con sus opciones en 2022.
Burrow fue el quarterback que más veces fue derribado en la liga, pero Cincinnati quedó primero en el Norte de la Conferencia Americana con una marca de 10-7 antes de derrota 26-19 a los Raiders en la fase de comodines. En la ronda divisional, el novato Evan McPherson pateó su cuarto gol de campo del juego, con una distancia de 52 yardas, y los Bengals vencieron 19-16 a Tennessee.
El campeonato de la AFC deparó más emociones. La patada de McPherson, de 31 yardas, marcó la diferencia en el triunfo de los Bengals sobre los Chiefs.
Cincinnati sucumbió 23-20 ante los Rams de Los Ángeles en el Super Bowl, duelo en el que Burrow fue derribado siete veces más para redondear los 70 en la temporada.
Taylor, con foja de 6-25-1 en sus primeros dos años como entrenador en jefe, cree que Cincinnati no sólo tiene la calidad para repetir en un Super Bowl, sino para ser un eterno aspirante.
“No es una preocupación, es algo que entusiasma”, dijo. “Tienes ganas de ver cómo los jugadores responderán, hay cierta incertidumbre sobre cómo se verá este equipo, aunque tenemos a mucha gente que ha vuelto. Hay nuevas piezas que serán fundamentales en nuestro proyecto”.
DEPENDIENDO DE JOE
Hace un año, Burrow se recuperaba de una cirugía en la rodilla. Este año se sometió a una apendicitis y se perdió las tres primeras semana de la pretemporada.
Retomó las prácticas, apurándose para ponerse a tono en cuanto a su peso y fortaleza. Burrow y Taylor no están inquietos. Cada ensayo tiene como objetivo tener al quarterback afilado para el inicio de la temporada regular contra Pittsburgh, su rival de división, el 11 de septiembre.
BATES PRESENTE
El safety Jessie Bates III jugará esta temporada con la etiqueta de jugador franquicia tras fallidos intentos para que firmase una extensión de contrato. Después de perderse la mayor parte de la pretemporada, Bates se reportó la semana pasada y firmó por un año.
Previo a la pretemporada, el dueño Mike Brown reconoció que lo que ha complicado renovar a Bates es que los Bengals también tienen en cuenta los contratos masivos que se requerirán para retener a Burrow y los receptores Ja’Marr Chase y Tee Higgins cuando sus contratos de novartos finalicen en unos cuantos años.
EL NUEVO MURO DE LA OFENSIVA
El grup que Burrow describe como sus “guardaespaldas” fue reforzado con los fichajes de tres veteranos agentes libres: el tackle derecho La’el Collins (3 años y 21 millones de dólares); el guard derecho Alex Cappa (4 años y 35 millones) y el centro Ted Karras (3 años y 18 millones).
Jonah Williams, primera selección de Cincinnati en el draft de 2019, se ha asentado como tackle izquierdo. Y Jackson Carman, selección de segunda ronda en 2021, puja la titularidad con Cordell Volson como guard izquierdo.