Al término de la temporada pasada en España, Orbelín Pineda -con los pocos minutos que tuvo en el Celta de Vigo- veía lejana la posibilidad de ir a la Copa del Mundo de Qatar 2022, y por eso emigró a Grecia con el AEK de Atenas, dirigido por Matías Almeyda.
El enfrentarse a una cultura ajena a lo que conocía le causó cierto impacto al Maguito Pineda, pero todos los miedos que llegaron a pasar por su mente fueron vencidos por las ganas de estar en el Mundial con la Selección Nacional de México.
“Era un paso de miedo, que decíamos cómo vamos a hablar; ha sido algo complicado. Mi esposa si sabe hablar inglés, yo no, yo escucho solamente y me es difícil y poco a poco aprendo algunas palabras, como buenos días, hola, gracias, palabras un poco más fáciles y poco a poco te empapas de la cultura. Hay que sacarle provecho a todo para disfrutar”, dijo Orbelín Pineda en entrevista con mediotiempo.
“Lo más importante es jugar y retomar la confianza para estar en el Mundial. No podía arriesgarme a estar en un equipo en el que no jugaba, porque eso era ponérsela fácil al Tata. La intención era competir y estar en la lista definitiva y me siento muy emocionado en Grecia y que sirva para un salto más adelante”.
Pineda hizo goles en la pretemporada y se estrenó en la Superliga griega con un gol al Lamia, y cree que ese tipo de actuaciones pueden ayudar al equipo a estar de nueva cuenta en los primeros planos y él estar en la lista del Mundial.
“El torneo pasado no les fue de la mejor manera y ahora voy conociendo a los jugadores y a la afición del AEK; es motivante, además de tener como entrenador a Matías, quien me explicó todo esto y qué mejor que tener minutos aquí y ponérsela difícil al Tata para la lista final”.
En su estadía en Grecia con el AEK Atenas, el Maguito Pineda se reencontró con el Pelado Almeyda, con quien tuvo su mejor versión como jugador en Chivas.
“Estuve tres años con Matías y me conoce de todo y conozco su trabajo y lo que quiere dentro del campo; eso me ayudará a adaptarme y yo trato de dar lo mejor. Desde el primer día que nos vimos nos abrazamos, yo lo aprecio mucho, es un tipo espectacular dentro y fuera de la cancha y verlo sonreír te transmite mucho. Eso te genera una ilusión de trascender”.
Pineda, a diferencia de varios de sus compañeros, tiene la ventaja de conocer y hablar el mismo idioma que el entrenador, por lo que las indicaciones a él son directas.
“Matías trae su traductor para comunicarse con los jugadores y yo desde que él empieza a hablar agarro la onda y eso me ayuda para plasmar lo que él quiere dentro del campo”.