Mohamed Salah pudiera haber dado el tipo de respuesta diplomática usualmente ofrecida por los futbolistas.
Pero no pudo.
¿Tenia preferencia — se le preguntó minutos después que Liverpool avanzó a la final de la Liga de Campeones hace gres semanas — sobre cuál equipo enfrentaba en el partido titular en un suburbio en París?
“Sí”, dijo Salah, estirando el cuello y moviendo el cuello de un lado a otro, como si estuviese preparando para otro partido. “Yo quiero jugar contra el Madrid”.
El egipcio claramente no ha olvidado lo sucedido en la final del 2018 contra Real Madrid en Kiev. Ese momento doloroso en la primera mitad cuando forcejeó con Sergio Ramos y cayó fuertemente en la tierra, dislocándose el hombro izquierdo. Algunos lo compararon con una maniobra de lucha libre. Ramos pareció agarrar el brazo derecho de Salah y tumbar al delantero al césped.
Salah salió de la cancha con lágrimas en los ojos y vio el resto del partido en televisión en los vestidores. Liverpool, privado de su mejor goleador, perdió 3-1.
Cuatro años más tarde, Ramos no está más con Madrid, habiéndose pasado una primera campaña en el Paris Saint-Germain plagado por lesiones.
Eso no impidió que Salah escribiese “tenemos una cuenta que saldar” en Twitter una vez Madrid se sumó a Liverpool en la final del sábado, con una impresionante recuperación contra Manchester City en el duelo de vuelta de semifinales.
“Pienso que es hora para la revancha”, dijo Salah en otra entrevista.
Sin dudas, tiene una misión.
Quizás en más formas que una.
Después de todo, no es imposible que esta sea la última campaña que juega para Liverpool, dado que no ha firmado aún un nuevo contrato. Las negociaciones al parecer están estancadas. Como están las cosas, a Salah le queda un año en su contrato y podrá negociar con otros clubes en enero.
El técnico de Liverpool Jurgen Klopp se ha mostrado optimista sobre el asunto, pero él — al igual que los hinchas del club — debe estar sintiéndose un poco preocupado sobre una potencial salida de Salah. El dinero no es el problema, de acuerdo con Salah, que ha dicho que no está pidiendo “nada loco” y que simplemente quiere ser apreciado por lo que ha hecho por el equipo.
“No me concentro en el contrato en estos momentos”, dijo Salah el miércoles. “No quiero ser egoísta”.
Liverpool ha dado pasos para fortalecer su ataque para el futuro, firmando a tres delanteros en los últimos dos años — Diogo Jota en agosto del 2020, Luis Díaz en enero y Fabio Carvalho de Fulham esta semana.
Sadio Mane y Robrto Firmino siguen en el equipo — Mane está jugando tan bien como lo ha hecho en Liverpool — pero una salida de Salah sería una enorme pérdida para el club, especialmente con su mayor rival en Inglaterra, Manchester City, fortaleciendo su delantera con la adquisición del astro Erling Haaland.
El egipcio acaba de finalizar la temporada en la Liga Premier como el máximo goleador, empatado con Somg Heung-min, de Tottenham, con 23. Tuvo además el mayor número de asistencias — 13.
“Una temporada de locura”, dijo Klopp de Salah, que ya recibió el galardón de jugador del año en Inglaterra que otorgan los cronistas de fútbol y es favorito para ganar la votación de sus colegas.